martes, 26 de julio de 2011

Cherán. Una visión desde Atenco


Twitter: @EduardoSuarez_

COLABORACIÓN DE LUJO DE LA HOZ Y EL VIENTO (SIN CAMBIOS)


De la Comuna de París a la Comuna de Cherán
por Salvador Díaz Sánchez


Cherán es una comuna donde la vida fluye como en una colmena. Baraúnda y rebelión. Ángeles guardianes y hadas nocturnales pululan por este espacio en lucha. Ir y venir de experiencias, intercambio de cosmovisiones, trajinar de argonautas en busca del vellocino de la libertad. Circulación interminable de sueños e ilimitado intercambio de palabras en movimiento permanente. Enjambre de imágenes nuevas cada día. Lugar seguro en la costa de lo infinito, defendido y custodiado de los vendavales que acechan como engendros de Satán. Frontera natural entre el bien común y el mal organizado. Encuentros inusitados, desencuentros amargos. Renovación constante de afanes y metas. Cherán es un puerto con un océano de vivencias que enriquecen a sus habitantes.
Pero de pronto me dan ganas de hacer una analogía con otros pueblos en rebeldía y vuelvo la mirada hacia atrás. Llegan a mí las imágenes de la historia como en diaporama. Se suceden paisajes revolucionarios de otros tiempos: veo, por supuesto a Atenco, que lo viví intensamente desde las tripas mismas del conflicto con mis valerosos compas; luego palpitan las aguerridas imágenes de los indios chiapanecos zapatistas combatiendo contra el ejército en los primeros días de 1994; después se deslizan lentamente las diapositivas de la epopeya de la APPO en 2006 y sus barricadas; pero de súbito se quedan en mi pantalla mental como daguerrotipos (que los hay), grabados (también los podemos encontrar) o dibujos de Gustavo Doré (que es de la época pero que no sé ilustró la revolución proletaria gala) o imágenes de Durero (que nunca dibujó ni de lejos el levantamiento francés), las vivencias nunca vividas pero sí soñadas, imaginadas y documentadas gráficamente de las barricadas de la Comuna de París.
Porque si en 1871 el pueblo pobre francés establece en jornadas memorables, mediante el voto universal, la Comuna de París a causa de un gobierno inexistente, en Cherán, en 2011, también crean con el voto popular emitido en forma tradicional su propia comuna, a causa de la inexistencia de un gobierno respetado y respetable que no supo defender a sus gobernados de los ataque de los talamontes que asolaban al pueblo desde el año de 2008. La unanimidad de esta decisión política le dio razón y fuerza a esta organización política, social, económica y cultural de este territorio montañoso michoacano.
Y si la Comuna parisiense ejerció el poder soberano y popular durante tres meses, los purépechas llevan ya más de tres meses ejerciendo el mismo poder. Al igual que la de París, la Comuna de Cherán es producto de extremas y complejas circunstancias que le han impreso un carácter muy especial.
Aquí confluyen distintos sectores sociales como los campesinos forestales, comerciantes, y artesanos, pero hay tres factores que le dan unidad y fuerza: su origen rural, su autodefensa contra los enemigos externos, y su lucha antielectoral.
1). Vida campesina. Los 20 mil cheranenses están vinculados a sus tierras y a sus montes, y la mayoría vive de ellos y de la agricultura, con costumbres, rituales, religión, fiestas y cultura ancestrales derivados de la relación con su espacio geográfico. Toda la población gira en torno a la tierra y el medio.
2). La autodefensa y expulsión de la delincuencia organizada. Su modo de vida y lazos comunitarios, que es decir lo mismo que sus bosques y sus tierras, su espacio común que implica también su aire y sus aguas y sus recursos naturales, se vio en peligro desde el mismo momento en que la delincuencia organizada arribó al pueblo para apropiarse de la fuente de sus ingresos: el bosque. Casi la mitad de sus montes han sido depredados, devastados e incendiados por los hampones que se instalaron (mediante el terror también organizado hacia la población civil) en esta joya de la meseta Purépecha.
El poder criminal se extendió hacia todo el municipio, asesinando, secuestrando y desapareciendo a los comuneros que se opusieron a la conflagración de sus bienes terrenales; además, de que ya cobraban “plaza” (extorsión disfrazada de la venta de “seguridad” a los comerciantes para que estos puedan trabajar tranquilamente) y cometían abusos por toda los barrios del municipio.
3). Lucha antielectoral y organización política. A pesar de que existen los tradicionales actores de la política marrullera de los partidos registrados, la absoluta mayoría de los cheranitas decidió no permitir las elecciones de noviembre por la gubernatura michoacana. Conocen bien las conductas de sus adversarios y con base en eso plantean la instauración de un municipio autónomo donde los partidos no deshonren la vida comunitaria ni las normas y costumbres indígenas. Rompiendo así ese orden burgués que los había llevado a una situación insostenible.
Al igual que la Comuna de París, donde ésta disolvió el ejército, en Cherán diluyeron la policía municipal y han constituido una policía popular (como en algunas regiones de Guerrero), llamada Ronda Comunitaria, surgida desde la entraña misma de las relaciones indígenas comunitarias, un cuerpo de elite seleccionado de jóvenes intachables que cumplen la función de resguardar el orden y conferirles seguridad a los comuneros en lucha y en funciones de autodefensa de los ataques, extorsiones, secuestros y asesinatos por parte de la delincuencia organizada. Por supuesto, “en este pueblo no hay ladrones” de ninguna especie, no hay un solo robo, abuso o injusticia. A diferencia de los merolicos de los medios locales michoacanos y algunos noticieros televisivos nacionales que afirman que la población vive encarcelada en su propio pueblo, los comuneros viven en una especie de oasis social con la tranquilidad y armonía que ya quisieran en otros lugares asediados por la criminalidad y la delincuencia. Al igual que la Comuna de París, la de Cherán ha resquebrajado el aparato burocrático gubernamental y se ha organizado de acuerdo a su cultura y tradiciones ejerciendo las labores sociales de los funcionarios gubernamentales mediante comuneros voluntarios sin sueldo ni pago por prestación alguna.
Desde abril, las clases fueron suspendidas en todo el municipio y ahora realizan cursos y talleres por instructores que no reciben retribución económica. Algunos pobladores aseguran que los niños aprenden más en las fogatas, en las acciones colectivas y labores sociales que en las aulas oficiales. Pero lo que le ha dado una impronta indeleble a la Comuna de Cherán es la puesta en marcha de una medida que le ha dado honra y prez a este movimiento de autodefensa: la ley seca. Está prohibida la venta de bebidas alcohólicas y no se permite que alguien beba en las calles de la comuna so pena de encarcelamiento preventivo y una multa que se paga con trabajo comunitario como barrer la calle o pintar paredes. Por cierto han desaparecido los grafitis tan comunes en todos los caseríos del país. Sólo una pequeña concesión se ha hecho en la rigurosa ley seca, se trata de los “escuadrones de la muerte”, enfermos alcohólicos que en verdad necesitan su dosis periódica que les evita el sufrimiento innecesario.
Desde luego, quien se encarga de poner en orden a los transgresores de dicha ley es la Ronda Comunitaria quien se ha ganado el respeto de tirios y troyanos. Al igual que la Comuna de París, de origen proletario, la comuna michoacana, de raíces campesinas, es un movimiento de masas que ha fortalecido los inquebrantables y mágicos vínculos comunitarios, lo que ha dado cohesión a las acciones colectivas de autodefensa y autoorganización, manifestado en el alto grado de participación y compromiso colectivo de los hijos e hijas de la gleba y de los bosques.
Pero, a diferencia de la Comuna de París, ciertamente la Comuna de Cherán no atenta contra el Estado como los patriotas franceses, pues éste se ha declarado incompetente para resolver las contradicciones sociales, como lo ha reconocido Felipe Calderón públicamente, y como lo han confirmado los gobiernos Estatal, Federal y Municipal que han exhibido su cínica complacencia o complicidad con el crimen organizado, esto es una verdad que se oculta tras de los demagógicos discursos oficiales que hablan del combate a la delincuencia, he aquí una diferencia con el movimiento francés, los cheranenses no combaten frontalmente al Estado, sino a la inoperancia y obsolescencia de un Estado capitalista burgués que no resiste ya el cáncer de la corrupción, lo cual le imprime de por sí un tinte anticapitalista, lo cual lo iguala en importancia a otros movimientos anticapitalistas que ocurren en otras partes del mundo como en España, Chile o Grecia, aunado a que no hay cargos de dirección y las decisiones políticas suben desde el seno familiar a las 189 fogatas existentes (trincheras en cada cuadra o manzana de los barrios), después de las fogatas a la asamblea del barrio (cuatro barrios) y de ahí a la Asamblea General del Pueblo. Existe un consejo comunal que cumple las funciones ejecutivas que delega en comisiones las tareas de organización cultural, política, económica y social.
Al paso del tiempo, la Comuna de Cherán ha logrado terminar con la desconfianza y la incertidumbre entre sus integrantes, y casi ha recuperado su ritmo de vida normal.
El comercio prácticamente se ha normalizado y muchos campesinos han salido cautelosamente a cultivar sus campos donde el resguardo de la ronda comunitaria ha mantenido alejada a la banda de delincuentes y se ha perdido el miedo inicial; aunque, cierto es que muchas familias sí han resentido esta crítica situación y dependen del apoyo en despensas que reciben de organizaciones fraternas.
Pero, aun con todas las carencias propias de la inestabilidad económica, el autogobierno se ha fortalecido mediante las discusiones colectivas, porque en cada una de las fogatas y las barricadas se deciden cotidianamente los pasos a seguir, las acciones a realizar, la rotación de las comisiones, el relevo de las guardias, el desplazamiento de los rondines, las actividades de limpieza, etcétera.
Todo ello ha reforzado la conciencia de clase y le ha conferido al movimiento un sello democrático que empieza a ganar presencia como un movimiento señero y ejemplar, baluarte de la resistencia popular y símbolo de lucha que ha trascendido local, regional, nacional y hasta internacionalmente, habida cuenta que su enseñanza fundamental ha demostrado a los políticos corruptos de todos los niveles y aun a los sectores de la izquierda “moderada” y electorera, de que hay otras formas de “hacer” política sin necesidad de que los amos de los trastupijes, príncipes de la mofa, señores de los cabildeos y tiburones de la política ramplona, se los traguen mediante la demagogia de la “democracia” tutelada. Los comuneros de Cherán han optado por vivir dignamente y autogobernarse con la fuerza que les otorga la conciencia comunitaria que es la forma más alta de la conciencia global, porque ésta ama al mundo y a la naturaleza que permite la convivencia en una forma horizontal.
Este ensayo de poder popular, libre y soberano, lleva dentro de sí la simiente de otro mundo donde caben otros mundos.
Ésta es la gran enseñanza de la Comuna de Cherán. ¿Qué sigue? La solidaridad de todos y cada uno de los seres que tienen principios igualitarios, de todos aquellos que pugnan por hacer de este mundo un mundo donde la justicia reine sobre las ambiciones personales y donde la sociedad civil dignifique la práctica de eso que los charlatanes falsamente llaman la política, pero que sólo usan como trampolín. Para que ésta, la política, se transforme en una democracia popular y que la masa y la plebe, el pueblo trabajador, sean los beneficiarios auténticos de la riqueza social.


enviado por lahozyelviento


La palabra sin acción es vacía,
la acción sin palabra es ciega,
la palabra y la acción, fuera del espíritu
de la comunidad, es la muerte.


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Por un pueblo libre de ignorancia y corrupción

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