lunes, 20 de diciembre de 2010
México ahora; una versión de los "descalzonados"
Twitter EduardoSuarez_
SANGRE... CORRUPCIÓN... HAMBRE...
OTROS TAMBIÉN ESTAMOS
PRESERVEMOS HASTA EL FINAL LA ESPERANZA
VA ENSEGUIDA, POR SI LES INTERESA (yo creo que sí debe interesarnos a todos, por lo menos para saber cómo andan las cosas y lo que nos depara el futuro), una transcripción del comunicado de los “ex” —dicen ellos— misteriosos desaparecedores del turbio “hombre de negocios” y político a la mexicana, Diego Fernández de Cevallos.
Eduardo Suárez
(Recibido en navegaciones@yahoo.com el 17 de diciembre a las 3:59 pm)
A los medios de comunicación nacionales e internacionales:
El día de ayer, apelando a su profesionalismo, enviamos la parte primera del Boletín-Epílogo de una desaparición. Hoy de nueva cuenta informamos que Diego Fernández de Cevallos Ramos será liberado, por lo que volvemos a solicitar la publicación del Boletín-Epílogo.
Atentamente.
Ex Misteriosos Desaparecedores
EPÍLOGO DE UNA DESAPARICIÓN
Primera de tres
Los clásicos no establecieron ningún principio que prohibiera matar, fueron los más compasivos de todos los hombres, pero veían ante sí enemigos de la humanidad que no era posible vencer mediante el convencimiento. Todo el afán de los clásicos estuvo dirigido a la creación de circunstancias en las que el matar ya no sea provechoso para nadie. Lucharon contra la violencia que abusa y contra la violencia que impide el movimiento. No vacilaron en oponer violencia a la violencia.
Esta contradicción inicial desata una cadena ininterrumpida de mentiras difundidas ampliamente por los medios de comunicación con los que están coludidos; esta difusión forma parte de la violencia cultural que promueve, legitima y justifica la violencia directa que el gobierno sostiene, así como de la violencia del hambre, del desempleo, de la migración, de la delincuencia infantil y juvenil, de la trata de blancas. En fin, de esa violencia silenciosa que obliga a gritar ¡Ya Basta!
Vemos día a día la impunidad militar, los levantones policiales para entregar víctimas al narco y la convivencia evidente entre presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados, jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos, incluso, es posible afirmar que la alta burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política, son quienes forman parte de las mafias más criminales en nuestro país. La guerra que el gobierno dice sostener en aras de la paz, no combate la raíz del problema ni a los verdaderos delincuentes, los de cuello blanco, que con base en fobaproas, rescates empresariales, privatizaciones (concesiones de carreteras, contratos secretos del petróleo, de fibra óptica y otros recursos naturales) se enriquecen y adquieren la facultad de poner y quitar gobiernos.
Sin embargo la violencia más sofisticada, la que a diario nos golpea y quizá la que menos reconocemos como violencia, es la que parece no venir de ninguna persona; es la violencia estructural invisible presentada siempre como "estragos", "golpes" o crisis internacionales que parecen nunca terminar para Nosotros pueblo y que nos son presentadas como avances. El duopolio televisivo y los gobernantes quieren que creamos en los avances y en la modernidad mientras hay más despidos, menos oportunidades de encontrar empleos productivos y un salario que cada día vale menos. Esa modernidad no es con la que soñamos ni la que queremos heredar a nuestros hijos.
La pobreza, para muchos la miseria, es una constante amenaza de muerte y es mucho más poderosa que todos los grupos de sicarios juntos; la vida es reducida a su condición de supervivencia sin ninguna posibilidad de un desarrollo auténticamente humano. Estas condiciones acercan a millones de personas más a la muerte que a la vida y frente a este peligro (del que Ellos, los grupos privilegiados, se benefician funcionalizando la pobreza al máximo) no se encontrarán soluciones concretas a menos que lo hagamos Nosotros.
Así, la violencia visible-directa, la invisible-estructural (de la que parece no haber ningún responsable) y la cultural, son promovidas y sustentadas por los gobiernos; éstos, no son la representación política de todos los mexicanos, sino quienes velan por los intereses de una restringida porción de la población, que privilegian especialmente a un restringido número de familias que encabezan el control del poder, la clase privilegiada, que se hace carne y hueso en un entramado altamente sofisticado y eficiente de grupos y personajes clave, que con una planeación meticulosa y una larga carrera, se siguen colocando en posiciones estratégicas para continuar beneficiándose a costa de todo un país. El gobierno es mafioso porque protege los intereses de los grandes ricos, de los dueños de todo, de los que saquean nuestros recursos naturales y trafican con todo desde personas hasta armas, drogas e influencias. Es un gobierno que sirve a las mafias aliadas al capital trasnacional, también mafioso.
Desde allí operan por dentro y por fuera de la ley grandes intereses económicos y políticos, en un entramado múltiple de lazos familiares, de compadrazgo, de arreglos de conveniencia, secretos, pactos, complicidades, bendecidos por la cúpula de poder de la Iglesia católica y una certeza que los identifica: pertenecer a un grupo definido al que son leales, conscientes de ser Ellos quienes tienen el poder y la riqueza repartida entre sus manos.
Para Nosotros la violencia (la visible y la aparentemente invisible) se traduce en un constante peligro de muerte, debido por un lado, a la intensificación de los conflictos que el saqueo mafioso genera para obtener mayores ganancias, y por otro de manera cotidiana por las condiciones de pobreza y miseria que reduce la vida a una lucha por la supervivencia y al andar diario por un estrecho pasillo de 60 pesos por familia; se vive al día y no hay posibilidad de progreso. Vivimos en amenaza de muerte al tener acceso restringido a la alimentación, a la salud, a los servicios, a los derechos y a conocer la justicia. Como así son las cosas, nos toca perder y como nos habíamos resignado, dejamos de sentir la violencia de no poder vivir bien. En ese sentido también Nosotros volvimos "normal" la violencia; violento no es solo lo que muestran los muertos, violento es también lo que ocultamos los vivos.
La sociedad mexicana, como podemos ver, está divida en dos: Ellos y Nosotros, Ellos ricos y Nosotros pobres, cuyos mundos y realidades son totalmente opuestos pero existen y se desarrollan al mismo tiempo; es la historia que Ellos difunden como la evolución de un solo proyecto al que discursivamente pertenecemos por igual y al mismo nivel todos los mexicanos. Ellos aplauden los discursos del gobierno en los que se alude al avance y bienestar en México, pues los confirman en su nivel de vida que constantemente mejora (mejor alimentación, vestido, educación, salud, bienes muebles e inmuebles, lujos, vacaciones y descanso, etc.); sólo en su cerrado círculo el progreso es realidad.
Ellos acumulan riqueza por todos los medios, unos por la vía legal-permisible y otros de forma ilegal-criminal; ambos son lo mismo, pues siempre tienen la posibilidad (al ser Ellos quienes legislan) de transformar lo ilegal en ley y viceversa; en realidad no son extrañas las revelaciones de que la mayoría de las veces quienes viven para acumular riqueza no distinguen en sus círculos entre quienes respetan las leyes y entre quienes no lo hacen. Lo que pasa es que unos ocupan cargos dentro de las instituciones del Estado y pueden, desde dentro, operar en su favor y ser muy legales. Los intereses políticos y económicos son dos frentes de una misma estrategia que viene fundida y defendida por la violencia. El gobierno mexicano se sostiene con el uso legal e ilegal de la violencia directa e indirecta, estructural y cultural, que lo construyen como salvaguarda de una suerte de "demonio" engendrada por sí mismo.
Quienes encabezan al Estado sostienen discursivamente que procuran alcanzar la paz perpetua y el bienestar en un futuro (que nunca llegará de ese modo), y por tal fin justifican su propio ejercicio de la violencia destructiva. Esta utopía de la paz estatal, construye el argumento de legitimidad de la muerte en el presente. El peligro de muerte que Nosotros vivimos es producto del enfrentamiento de grupos de poder económico que luchan por el poder político. Su manera de actuar dentro del aparato estatal despersonaliza decisiones que repercuten en la vida de personas concretas; la decisión burocrática agranda la distancia entre el funcionario y la gente de a pie, manejando públicamente la ficción de que hacen política con base en el bien común, aunque la comunidad esté excluida, en todos los sentidos, de dicha actividad.
Que el mundo de la política siempre sinónimo de corrupción e injusticia es una afirmación común que sintetiza el sentir generalizado y que la estructura estatal y sus funcionarios se encargan día a día de renovar; sin embargo la actividad política debe construirse con otro sentido, considerándola como la capacidad de todos para decidir de manera real y directa sobre los asuntos de la vida en sociedad, así como de fundar y de alterar la legalidad que rige la convivencia humana en pos del bienestar colectivo; la socialidad no debe existir para someter de una vez y para siempre, sino constituirse como la organización a la que se le puede dar forma a través de las decisiones de todos los integrantes. La organización, la instrucción y la disciplina son armas eficaces y hasta ahora son Ellos los que han sabido aprovecharlas. ¿Qué es lo que hace que siendo Ellos tan pocos, puedan someter a tantos Nosotros? Una de las respuestas más certeras es el uso exclusivo que Ellos hacen de la fuerza del Estado; sin embargo, que Ellos sean los que poseen el monopolio total y definitivo del uso de la violencia y la ejerzan solo cuando es justo y necesario en aras del bien para todos es una mentira que nos hemos propuesto derrumbar.
Por paradójico que parezca, la historia de la humanidad demuestra que, para generar las condiciones humanas de existencia, se necesita en ciertos momentos ejercer la violencia como una adecuación social que hace permisible terminar con ciertas formas de vida para generar otras. La violencia destructiva, como la que ejerce el gobierno, sólo concibe destruir sin construir algo superior y distinto que constituya verdaderamente un estado mejor de vida y no sólo para unos pocos. La violencia es constructiva cuando es rebeldía frente a la amenaza de muerte, cuando enfrenta a la muerte personificada por quienes nos someten a la miseria. La violencia, al tener rostro de muerte, nos es presentada como injustificable, sobre todo si atenta contra el poder establecido.
El discurso gubernamental la repudia e invita a preservar el orden, o protestar dentro de los marcos institucionales que no operan de acuerdo al fin para el que fueron creados, como un recurso que le queda para seguir operando bajo la cara de la legalidad y la democracia, presentándose como el resultado histórico de las luchas del pasado. Así, lo violento es presentado como lo anti-estatal; la única política permitida es la actividad esencialmente no-política, acompañada de la resignación. La violencia cultural es la más sofisticada porque guarda al Estado bajo un marco de aceptabilidad y muestra a los enemigos de quienes lo comandan, o sea, a los que luchan contra el mal gobierno, como enemigos de toda la sociedad.
Pero ¿este gobierno mafioso es el único viable en nuestro país? Sabemos que no, otro México es posible y lo tenemos que construir Nosotros los de abajo, desde las organizaciones obreras, campesinas, ecologistas, de colonos, de víctimas de la delincuencia y crímenes del ejército y policías. Nos toca a nosotros, al pueblo mexicano organizado de diferentes formas y recurriendo a todos los medios, armados y no armados, ir construyendo con nuestra rebeldía organizada, un nuevo México en el que todos podamos ser y vivir con dignidad.
El ejercicio de la violencia es para Nosotros un recurso ineludible, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario; el proyecto no puede reducirse a destruir otro. Nuestro proyecto es recuperar lo que la vileza de los poderosos nos arrebata, y es nuestra condición humana; nuestro proyecto es de rehumanización de todos los que no formamos parte de su selecto círculo, a diferencia de Ellos que sólo buscan su propio beneficio. Pensar y hacer política pasa por evaluar las condiciones de existencia, nuestras relaciones sociales e inter-personales, transformarlas en cada acto y hacerse cargo de la vida pública. El Estado construye toda disidencia como el enemigo exterminable, todo en el mismo cajón de la criminalidad, y con ello impide que se desarrollen formas organizativas que resuelvan nuestras necesidades y satisfagan nuestras expectativas y legítimas demandas. Hay un punto en el que no se puede hacer nada y las reglas del juego, a las que Ellos mismos no se atienen, nos son aplicadas con toda la violencia estatal-destructiva. La existencia de Ellos como minoría poderosa y dominante y sus formas de operar persistirán sólo en la medida en que Nosotros lo hagamos aceptable.
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Segunda de tres
Los poderosos llaman ley a su propia violencia y crimen a la de los oprimidos… por eso, los oprimidos debemos luchar por el establecimiento de una nueva ley frente a los crímenes de los poderosos, por todos los medios, incluida la violencia…
En México coexisten dos países distintos. Uno es habitado por menos del 10% de la población; son Ellos quienes participan en la política y aplauden los discursos del gobierno de progreso y bienestar porque los viven; es la empresa dirigida y sostenida por quienes poseen y gozan de la mayor parte de la riqueza del país. En contraste el otro México es habitado por más del 90% de la población; y aunque somos la gran mayoría no tenemos ningún peso en las decisiones políticas y económicas.
¿Es posible conocer a los individuos que decidieron el destino de un país entero? El proyecto neoliberal en México se concretó gracias a la actuación de diversos personajes en acuerdo y complicidad. En la figura de Carlos Salinas de Gortari se identifica más claramente el inicio de esta etapa destructiva, cruzando varios intereses y procesos; es un actor principal y es miembro de los círculos más restringidos del control de poder de ese entramado mafioso. Salinas impuso transformaciones (diseñadas desde la cúspide del poder capitalista) en sintonía con Estados Unidos, que no ha abandonado su histórica política intervencionista, apoyado por la elite empresarial y política mexicana de su partido (PRI) y algunos importantes aliados políticos; ha permanecido tras bambalinas desde que dejó la presidencia. De sus más preciados aliados podemos señalar como principal cómplice a un miembro destacado del partido de la oposición leal (PAN), Diego Fernández de Cevallos Ramos, un cacique panista inmensamente rico gracias a su triple carácter de funcionario del estado, empresario y abogado de demandas en contra del erario público.
El Jefe Diego es otro nudo por donde atraviesan múltiples historias turbias. Ahora conocemos de cierto los modos de los trabajos y oficios con los que se maneja, las personas con las que trata y algunas de las que han sido sus más logradas empresas. Con nada que ocultar la mafia ha sido enumerada en las cartas elaboradas y dirigidas por el propio Diego a sus benefactores, reclamándoles apoyo económico en correspondencia a su lealtad y a sus servicios: Carlos Salinas de Gortari, Carlos Slim, Roberto Hernández, Alfredo Harp, Alberto Bailleres, Claudio X González, Lorenzo Servitje, Lorenzo Zambrano, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Quintana, Ignacio Loyola, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón, Juan Sandoval Íñiguez, Onésimo Cepeda, Norberto Rivera Carrera, Roberto Madrazo, Jorge Hank Ronh, Santiago Creel, Enrique Peña Nieto, Carlos Romero Dechamps, Elba Esther Gordillo, entre otros. Se establecen diversas relaciones entre empresarios, políticos, la Iglesia, el narcotráfico, las redes de crimen organizado, el ejército, los grupos paramilitares, las televisoras, etc. Estas relaciones están regidas por entendidos más allá de la legalidad, por dentro y fuera de toda apariencia de normatividad; son feudos de una maraña de poderes en pugna y con el control del país.
Diego Fernández de Cevallos acumula una larga pero poco honrosa carrera de impunidad y enriquecimiento. Por ejemplo, como amigo y abogado del millonario Alberto Bailleres (Presidente de Grupo Bal y dueño de El Palacio de Hierro y Seguros GNP), defendió a la empresa MetMex Peñoles contra las madres de más de 11,000 niños envenenados por la contaminación ocasionada por la fundidora en Torreón Coahuila. Ni las movilizaciones ni demandas penales de los afectados tuvieron éxito, pues la poderosa empresa estaba jurídicamente blindada contra las demandas populares gracias a las artes litigantes de su abogado a quien la justicia es lo que menos importa.
Uno de los principales logros de la historia de México, fue haber logrado la separación de la Iglesia católica y el Estado. Debe añadirse a los libros de texto que esa lucha culminó con una amable reconciliación cuyo mediador fue el mismo Diego Fernández de Cevallos en complicidad con los más altos mandos de la Iglesia y Carlos Salinas de Gortari. Ellos modificaron en 1992 los artículos constitucionales 3, 5, 24, 27 y 130 y en julio del mismo año se promulgó la Ley de Asociaciones Religiosas y de Culto Público, así como el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Estado mexicano y la Santa Sede, representando el inicio de una inédita etapa en la historia contemporánea de México, cuyas consecuencias políticas y sociales empiezan a perfilarse. Iglesia como aparato aliado de las elites y parte fundamental de éstas a través de la historia, además de fungir como vínculo con los pobres; es más bien un supra Estado, férreamente centralizado, feudal, totalitario y ultraconservador. A través del jefe Diego y Carlos Castillo Peraza del PAN, se selló un nuevo pacto entre la Iglesia y el Estado, dotándolas de permiso para acumular bienes materiales heredables, además de la facultad de intervenir en la educación. Para hacer oficial el reconocimiento, las Iglesias debieron solicitar su registro ante la Secretaría de Gobernación. No resulta sorpresivo que el primer registro, el oficio 001, sea de la Iglesia Apostólica Romana, cuya copia enmarcada con una agradecida dedicatoria (Para Diego Fernández de Cevallos. Con gratitud y cariño. G. Prigione) cuelga en el despacho de Diego Fernández de Cevallos. Esta ley sustituía a la de 1926, cuando Calles selló la separación Iglesia-Estado iniciada por Benito Juárez.
Ahora sabemos que la revelada relación entre los gobiernos mexicanos y el narcotráfico ha sido una constante. Lo que en un inicio fue un jugoso negocio controlado con acuerdos y cuotas pactadas se ha convertido en un mercado en disputa donde el gobierno no ha dejado de favorecer al ala que lo ha nutrido. Desde finales de los ochentas la diferencia entre el narco y el Estado comenzó a desdibujarse y no se sabía quién era quién. Raúl Salinas bajo el consentimiento de su hermano Carlos, Mario Arturo Acosta Chaparro, Francisco Quiroz Hermosillo, Nazar Haro, Juan Sandoval Íñiguez, Rubén Figueroa (padre e hijo), Diódoro Carrasco, Ulises Ruiz, Mario Marín, Jorge Tello Peón, Genaro García Luna, por mencionar a algunos de sus principales actores, han sido contacto y beneficiarios, y no podía faltar Diego Fernández de Cevallos. Su relación con la muerte del Señor de los Cielos (desmentida por García Calderoni) y haber recibido algunos millones de dólares procedentes del narco, parecen asuntos menores en comparación con la estrecha relación del gobierno y el desarrollo y consolidación del narcotráfico en México.
México vive el contexto más violento desde la Revolución mexicana, como consecuencia del proyecto Irán-contra, impulsado por el gobierno de los Estados Unidos desde la década de los ochenta, por medio del cual permitió el tráfico de drogas de Latinoamérica a la Unión Americana, pactando con personajes de la talla de Pablo Escobar, Caro Quintero y el propio Señor de los Cielos, a cambio de recursos para combatir los movimientos insurgentes en Centroamérica. El gobierno de Estados Unidos fomentó la actividad del narco, sin importar las implicaciones que esta actividad tenía en los lugares donde se promovía (sobre todo Colombia y México) a cambio de exterminar a la disidencia política; la herencia que nos queda del Irán-contra es el inmenso poder económico y de combate que acumularon los carteles del narcotráfico en nuestros países. México fue cómplice de dicho plan, y ahora todos Nosotros pagamos las consecuencias del crecimiento del narcotráfico a niveles que ni el Estado puede controlar, además de la falsa guerra emprendida, pues es absurdo luchar contra quien uno mismo ha creado.
A través de esta compleja y poderosa mafia, Diego Fernández de Cevallos fue pieza central para concretar el cambio de México a un Estado mínimo (sin responsabilidades sociales y de economía abierta, privatización y apertura comercial a capitales trasnacionales), además de diversos cambios de legislación que implicaron quiebres históricos para México. Desde la legitimación del fraude realizado contra Cuauhtémoc Cárdenas, la venta de las empresas paraestatales, la privatización de la banca mexicana, la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, hasta el reconocimiento jurídico de la Iglesia católica (dando vuelta atrás a más de 100 años de lucha por la separación de la Iglesia y el Estado) y la reforma al artículo 27 de la Constitución (considerado como el máximo triunfo de la Revolución de 1910), aniquilando no una forma de producción económica (los ejidos) sino la base de la identidad de muchas culturas; conocemos a los responsables directos de la actual realidad mexicana.
Estas personas, fieles a una lógica que niega de facto el derecho a la vida digna de la mayor parte de la población mexicana, han prostituido los bienes y recursos de la nación, se han servido de ella, la han disfrazado, mutilado y traicionaron su historia… a cambio, se hincharon de poder político y económico. Es alta traición llevar adelante todas estas operaciones e igualmente grave legalizar su operación garantizando su impunidad al armarse una propia justicia; ni siquiera en su lógica son inocentes. Han tenido la osadía de abanderar y operar un proyecto anti-patriótico que renuncia a honrar la memoria histórica y que confina a la gente a la miseria como forma general de la existencia.
El país se desmorona ante sus ojos atónitos que no dan crédito a lo que ven; se deshace por causa suya sin que discursos y fanfarrias mediáticas puedan convencernos de que vamos con rumbo cierto a la solución de los múltiples problemas que históricamente persisten en el país; la nación se desangra a borbollones y no desean admitir que ellos y solamente Ellos, han saciado su hambre de riqueza desmedida y poder político inconmensurable a costa de una patria exangüe y anémica.
Más de 30 mil muertos, sin contar a aquellos que deambulan en el anonimato; más de 200 mil encarcelados por haber encontrado como opción de vida la delincuencia; casi 8 millones de jóvenes desocupados que bien podrían alimentar los grupos delincuenciales, de esquiroles o la drogodependencia. La pérdida progresiva de visión de futuro y de perspectiva para los jóvenes que miran como opción de vida el enriquecimiento rápido a través de su inserción dentro del mágico mundo de la cultura de las televisoras o dentro de las huestes del narcotráfico. La extinción de fuerzas de trabajo para defender los intereses de Ellos, a través de la privatización de empresas y recursos del país; la pauperización de condiciones de trabajo y de salarios para mantener fuentes de empleo. La militarización del país, la criminalización de la disidencia política, la paramilitarización de las policías, la extinción de los derechos humanos bajo argucias legales y extralegales, entre éstas la impunidad de los militares bajo el concepto de fuero militar, el incumplimiento de las garantías individuales plasmadas en la Constitución para dar paso a la inconstitucional figura del arraigo.
Éste es un fragmento del México que han dejado como saldo para nosotros una larga dictadura, la seudotransición y las complicidades partidistas. Si recortamos nuestra descripción a los últimos 25 años… ¡qué curioso! encontramos a los mismos delincuentes que habíamos denunciado antes y entre ellos a Diego Fernández de Cevallos.
Estos delincuentes de cuello blanco han saqueado a la Patria, han organizado sus grupos y acciones para poder gozar del poder y enriquecerse de manera prepotente bajo el manto de su protección. Han aprovechado sus estancias en los órganos estatales y se han servido de ello para obtener ilegal e ilegítimamente beneficios económicos, políticos e ideológicos para ser Ellos y solamente Ellos los únicos y eternos beneficiarios.
Aseguran el nombramiento de Secretarios de Estado, de Seguridad Pública, Procuradores Generales de la República, Gobernadores y Presidentes municipales de algunas entidades, Senadores, Diputados, Asambleístas y diversos cargos de elección popular para posicionarse política y económicamente. Negocian y pactan reconocimientos y prebendas para asegurar su lugar en el poder político y económico. Defienden fraudes políticos, económicos y jurídicos y los apoyan económica, ideológica y políticamente; sin menospreciar las jurídicas y judiciales. Hasta parece un retrato hablado. La impunidad les cubre a lo largo de su vida como aureola de santidad. Niegan para sí mismos que el pueblo, las organizaciones de que disponen y sus redes de acción no los alcanzarán con su brazo de justicia y legitimidad; sin embargo esto no es así.
Ellos se manejan de acuerdo a principios y valores que en la práctica niegan la posibilidad de vida plena para Nosotros. Han gozado de la posibilidad de ejercer la violencia de manera legal e ilegal, visible e invisible no sólo contra las expresiones armadas organizadas sino en escarmientos contra cualquier demostración de hartazgo e insubordinación social. Estos principios y valores son reproducidos todos los días por individuos con poder local (en las colonias, en los municipios, en pueblos y ranchos) que de manera miserable maltratan y menosprecian a la gente aprovechando la constante de la pobreza. La transformación de todo esto pasa por erradicar estas conductas que encuentran en el provecho del ejercicio impune del poder económico, político, religioso, etc. su hábitat para garantizar sus privilegios a costa de los demás.
No se les están imputando responsabilidades abstractas sino crímenes concretos, hay actos solapados y manejos que aun dentro de su propio estado de derecho son injustificables; el crimen es su práctica y el cinismo su estampa. Nosotros, construyendo poder popular, nuevas formas de justicia y sanciones podremos mostrar que nadie, ni siquiera Ellos permanecerán impunes.
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Tercera de tres
La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.
A estas horas
ay, amigos míos, artesanos,
pintores, astrónomos, marineros,
estamos despiertos. Es trabajo
nuestro el de arreglar algunas cosas.
Diego Fernández de Cevallos parecía intocable hasta aquella noche en que su pasado oscuro lo alcanzó. Y, muy a su pesar, tuvo que responder de algunos de sus actos y verse en el espejo de nuestra mirada… espejo que al hacerlo prisionero reflejó su hechura de corrupto, prepotente y voraz expropiador, demostrando un hecho fundamental: siempre que como pueblo nos atrevamos a luchar contra la injusticia, no habrá felonía que quede impune.
Diego Fernández de Cevallos Ramos (DFCR) es uno de los políticos que mayor responsabilidad tienen en el sostenido proceso de hecatombe económica, política y social que la elite dominante ha impuesto y desplegado en nuestro país de 1982 a la fecha, por medio de un entramado mafioso que opera dentro y fuera de las instituciones estatales; este proceso depredador vino a profundizar, bajo la criminal bandera neoliberal, las de por sí deterioradas condiciones de vida de los hombres y mujeres que viven en México, generando la mayor contrarreforma y el mayor retroceso histórico en nuestro país en lo que a bienestar social se refiere.
DFCR es uno de los políticos que más se ha caracterizado por el abuso del poder, el tráfico de influencias y el enriquecimiento a costa del erario y de los bienes de la nación, legislando en pro de los grandes monopolios (financieros, de comunicaciones, alimentos, construcción, transportes, etc.) asesorando a las mafias del poder y litigando a favor de los grandes capos del narcotráfico. Es uno de los principales cómplices y operadores del fraudulento proceso electoral que se ha perpetrado sistemáticamente en nuestro país, desde el ocultamiento del fraude que impuso en 1988 a Carlos Salinas de Gortari en la presidencia mediante la quema de boletas electorales hasta la organización del fraude que en 2006 impuso a Felipe Calderón Hinojosa. Es uno de los principales encubridores de los responsables de la guerra sucia y contrainsurgente desplegada por el régimen priista y ahora por el PAN contra los movimientos sociales, armados o no, convirtiéndose en uno más de los cómplices de la existencia de incontables perseguidos, torturados, asesinados, presos y desaparecidos por motivos políticos. Es un responsable directo de la inserción subordinada de México al bloque de países capitaneados en nuestro continente por el imperialismo estadounidense y, en consecuencia, del desmantelamiento industrial, la ruina del campo, la masiva migración, de la pauperización de la vida en general y el saqueo de nuestros recursos.
En breve, Diego Fernández de Cevallos Ramos es un operador de la oligarquía neoliberal y de la ultraderecha fundamentalista, un traficante de influencias, un mercenario de los juzgados, un legislador a sueldo, un rentista de la crisis y un defensor de los grandes capos de la droga. Por ello su aprehensión fue una actividad pensada y realizada como un acto de desagravio.
Tomarlo prisionero, exhibirlo y obligarlo a devolver una milésima de lo robado constituyó además un golpe político a la plutocracia y a sus instituciones; una demostración de la voluntad de lucha y de la capacidad operativa de los descalzonados, como él nos denomina; una demostración de que nadie, por poderoso que sea, puede ser intocable; una demostración de que con unidad de acción se puede doblegar la voluntad del enemigo y combatir la impunidad.
Pocas veces se había percibido el miedo, la confusión y el enojo que una imagen puede generar en la poderosa elite gobernante, como lo hizo la primera foto del jefe Diego cautivo que empezó a circular en internet, y que los medios de comunicación se vieron obligados a difundir. En ella se le pudo observar no con la prepotencia ni el cinismo de los que ha hecho gala el trasnochado encomendero a lo largo de su vida personal y política, sino en la total indefensión, casi parecida a la que vivimos y a la que hemos sido sometidos la mayoría de mexicanos, sólo que con una notable diferencia: A Diego le fue respetada su integridad física sin el desprecio que por la vida humana demuestra el poder con Nosotros.
Con base en los resultados de este acto, consideramos necesario compartir la convicción de que si quienes somos pueblo logramos organizarnos en una sola voluntad política nacional, en una colosal fuerza social organizada, podremos hacer frente común a la injusticia y a la impunidad, a fin de derrotar a nuestros opresores y acordar la organización de una sociedad verdaderamente humanizada. Y pese a tener innumerables imputaciones en su contra y de que miles de ciudadanos exigen su legítima ejecución, conscientes estamos de que la verdadera solución a la crisis que vive el país no está en liquidarlo, sino en la capacidad del pueblo para organizarse y retomar las riendas de su propio destino, recurriendo a todos los medios a su alcance.
Como parte del pueblo organizado decidimos realizar una tarea, la responsabilidad es nuestra. Creemos firmemente que reapropiarse del uso constructivo de la violencia es legítimo y hemos actuado en consecuencia.
Esta tarea es parte de un proyecto más grande e importante: participar en la construcción del poder popular para transformar este país transnacionalizado en una verdadera patria digna, libre y nuestra. ¿O es mucho soñar con que las riquezas de México sean para la mayoría de los mexicanos? ¿Es ambicioso soñar con un país productivo que pueda dar trabajo y remuneración digna a sus hijos? ¿Es un sueño guajiro pensar que somos los 90 millones de pobres quienes debemos tener la posibilidad real de tomar las decisiones importantes en el modelo económico, político y cultural que deseamos? ¿Es mucho pedir un México para todos los mexicanos?
Fraternalmente,
RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL
¡Contra la injusticia y la impunidad, ni perdón ni olvido!
Invierno de 2010
martes, 23 de noviembre de 2010
En recuerdo de Cludio Obregón, comunista y actor consagrado
EDUARDO SUÁREZ
Por cortesía de “Raúl”, y de Elba Pérez Villanueva, maestra de la División de Postgrado de la Universidad Autónoma de Chapingo, van enseguida una carta, varios versos en lengua maya y las palabras pronunciadas por Claudio Obregón Clairin, el 17 de noviembre pasado en la sede de la Compañía Nacional de Teatro, durante el homenaje a su padre:
Estimado Raúl,
los recuerdo y admiro, en estos días se me suman los recuerdos de mi infancia y mi padre se mantiene vivo en mi memoria, tengo gratitud por el cariño recibido, te agradezco el desplegado que escribiste mencionando mi pena, hoy, hace 8 días que mi padre se fue, el tiempo va muy rápido y al mismo tiempo me siento suspendido en él, El homenaje fue amoroso y grande, como él mismo fue en este plano existencial, te envío una reseña de mi sentir y admiración por mi padre, me gustaría que lo compartas con los compañeros y donde creas conveniente que se pueda leer o publicar, un abrazo enorme y aprecio tu amistad.
Claudio
EL ACTOR CLAUDIO OBREGÓN
A mi padre, la vida le regaló desafíos y a él le gustaba ser intenso y constante, con sentido crítico, su mirada hacia tangible lo invisible y su conducta fue congruente con lo que pensaba, era amoroso, generoso y honesto, un hombre que entregó su existencia al Teatro y el Teatro ahora es su casa.
Los actores son seres luminosos que nos conducen por realidades alternas en las que la Palabra es el aire de otros mundos, con ella y en el escenario, los actores provocan que el tiempo se suspenda, nuestras percepciones sufren devastadores atentados y lo sagrado se vuelve presente.
Junto a mi hermano Gerardo, crecí entre parlamentos que tomaban vida, luces que creaban circunstancias, seres neuróticos pero al mismo tiempo amigos entrañables para disfrutar los domingos, experiencias al límite de la sobrevivencia y aplausos.
Viendo cómo se montaba una obra de Teatro, descubrí los misterios de la vida y la fascinación del instante, reconocí a la condición humana y al poder de la Palabra, En cada ensayo de Teatro, encuentro que hay una exigencia y una recompensa, los actores comulgan energéticamente con la otredad, sus personajes adquieren la forma de sus voluntades y con sus cuerpos solidifican su intención.
En “Aquel Tiempo de Campeones” mi padre actuó con grandes chamanes-actores como José Gálvez, Carlos Ancira, Ricardo Blume y Héctor Bonilla, yo era niño y antes de cada función, caminaba acechando por los camerinos para ver cómo esos seres mágicos conjuraban a sus personajes, recuerdo los rituales previos a entrar en escena y la transfiguración de su cuerpos y sus gestos, mis ojos de niño percibían muy endeble el filtro con la otredad.
La Trayectoria de Claudio Obregón representan 52 años de la Historia del Teatro en México, por mi mente se agolpan sus premios y sus reconocimientos, en el escenario y después de una función en la que interpretó al Rey Lear le otorgaron la medalla Bellas Artes, obtuvo un Ariel y, entre otros triunfos, era frecuente ganador del premio al mejor actor del año por la Asociación de Críticos de Teatro, fue un hombre sereno y comprometido con las causas populares, militante del Partido Comunista, Apoyó de múltiples maneras a las luchas de Liberación de los Pueblos Centroamericanos, En la sala de mi casa y frente a mis juguetes, se reunían intelectuales y hombres históricos como Juan de la Cabada, Mario Orozco, Valentín Campa, esta actitud progresista en tiempos de persecución política demostraba su valentía, congruencia y compromiso social, era un hombre de principios y no le preocupó que Televisa lo vetara cuando opinó con actitud crítica y a contracorriente fue candidato a diputado por el Partido Comunista, años después, Televisa lo premió por su actuación en la telenovela “El Candidato” que produjo su competencia TV Azteca.
Claudio Obregón entregó su vida al Teatro, no había accidente físico o emocional que lo desequilibrara, en “Copenhague” se cayó del escenario y siguió actuando con la mano fracturada, visitó los quirófanos en varias y complicadas ocasiones y salió siempre victorioso, se desbarrancó en la montaña La Malinche y sobrevivió. Cayó con su automóvil a una barranca de 20 metros allá por Río Frío y emergió para seguir actuando porque el Teatro lo hacía vivir, Tenía un pacto con el escenario y mientras sus fuerzas se lo permitieron, regresó a él para con impecabilidad, pasión, congruencia, disciplina, talento y amor, brindarnos sus monumentales creaciones… últimamente tenía que respirar oxígeno suplementario, sabio, como chaman-actor que fue, entendió su momento y lo afrontó con dignidad, tuvo una recaída en su salud y mi hermano estuvo con él unos días, luego llegué para acompañarlo, Durante sus últimas jornadas sonreía mucho a pesar de la insuficiencia respiratoria que le aquejaba y la tarde del 13 de Noviembre, caminando por su casa, se desmayó en mis brazos.
El maestro Luis de Tavira, nos propuso que sus cenizas descansaran en la Casa de la Compañía Nacional de Teatro y mi hermano y yo accedimos honrados porque es la primera ocasión en la Historia del Teatro Mexicano que a un actor que parte de nuestro plano existencial, se le distingue conservándolo en el Teatro.
El Martes 17 de Noviembre, se le rindió un emotivo homenaje en La Compañía Nacional de Teatro en la que participamos como oradores:
- Teresa Vicencio, Directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes
- Juan Meliá, Coordinador Nacional de Teatro del INBA
- María Rojo
- Olga Harmony
- Mario Espinosa
- Ana Ofelia Murguía
- Marta Verduzco
- Julieta Egurrola
- Rodrigo Vázquez
- Milleth Gómez
- Gabriela Betancourt
- Diego Jáuregui
- Óscar Narváez carta de Paul Leduc
- Luisa Huertas carta de David Olguín
- Gabriela Núñez carta de Abraham Oceransky
- Everardo Arzate carta de José Caballero
- Luis de Tavira, Director artístico de la Compañía Nacional de Teatro.
- Claudio Obregón Clairin
- Gerardo Obregón Clairin
A nombre de la familia agradezco las muestras de cariño y solidaridad que hemos recibido en nuestro país y en el extranjero, mi padre está vivo en la memoria colectiva y la familia Obregón se siente orgullosa y agradecida porque el Primer Actor reside en el Teatro.
A continuación, el texto que leí en el homenaje a Claudio Obregón con dos poemas en maya que hace tiempo escribí y le gustaban mucho, hoy, su contenido se torna mágico por sus significantes.
Hun Peh Zac Pepem
Ak´bal Xic´bal, Tu Hahal
In Hah Kal Ok
Mariposa Luz
Intimo Vuelo Negro
Surge mi verdad
Soy hijo de un hombre de conocimiento, de un actor-chamán que con la palabra transfigura la realidad y recrea otredades, un hombre de principios y moral inquebrantable, que me educó con el ejemplo más que con el argumento y con sentido crítico esculpió mi camino con corazón.
Ahora se encuentra en otro plano existencial y me acompaña y guía a través de sus nuevas palabras: los símbolos, las sombras danzantes y el viento.
En otros soles, con su palabra dibujó en mi mente el sentido de la vida y la fugacidad del instante, y es que la palabra es un surco donde se siembran intenciones, deseos y voluntades hechas conciencia, La palabra zurce y labra, acomoda e incomoda, destruye o armoniza, la palabra viaja con los sonidos y puede provocar graves silencios, los actores-chamanes se sirven de la palabra para con ella hacernos ver que en este universo lo que ves, no es todo lo que es.
Las raíces etimológicas del Teatro nos refieren al acto de “ver” y hoy veo a mi padre gozoso de estar nuevamente en el escenario, espacio sagrado al que dedicó su existencia, vacío compuesto de escenografía y talento, luces que acechan los parlamentos y sincronizan un instante repetido cientos de veces pero que es siempre diferente, único e irrepetible.
La trayectoria del Primer Actor Claudio Obregón ha sido rememorada esta noche por sus hermanos actores, críticos de Teatro y amigos íntimos, A sus hijos nos corresponde el privilegio de cerrar con nuestras palabras este luminoso homenaje y agradecemos a los integrantes de la Compañía Nacional de Teatro que hayan aceptado nuestra propuesta de vestirnos en la amplia gama que tienen los azules, La palabra Ya´ax en Maya quiere decir tanto verde como azul, y por ello, nuestros chamanes mayores no diferenciaron entre el cielo y la selva o entre el mar y el manglar, de la misma manera, nuestro padre, permaneciendo en el Teatro, se hace presente proviniendo desde la otredad y se vuelve leyenda en el plano consciente.
Ta Hom Ets´Tilis
Xik´ K´ak´ Ok´ol Et´s Ol Kan
Wayak´ Hun Peh Hum Ik
Delante al precipicio del sagrado sosiego
Alas humeantes en el intento del eco celeste
Ensueño de un susurro en el viento.
CLAUDIO OBREGÓN CLAIRIN
Mi hermano Gerardo le dirigió unas palabras con corazón y luego le dedicó este poema:
Luz en el infinito escénico
Palabra en Movimiento
Eres él, eres yo
Eres todos
viernes, 19 de noviembre de 2010
Atracados y sin esperanza, nuestros primeros braceros
EDUARDO SUÁREZ / México
Dicho convenio, al que popularmente se le dio el nombre de Programa Bracero, había dado inicio en 1942, ante la escasez de mano de obra en el país vecino, volcado masivamente en la II Guerra Mundial.
El Mexican Farm Labor Program primero se limitó a contratar campesinos mexicanos para cultivar y cosechar azúcar en las plantaciones de California, pero luego se amplió.
De ese modo, con lo poco que ganaban en jornadas maratónicas y condiciones míseras de vida y de trabajo, los obreros llegados de México a lo que antes fue su territorio empezaron a mandar remesas a sus comunidades de origen, para procurar mejorar la calidad de la vida de sus familias, que dejaron detrás de la frontera.
En 1947 esos hombres ya habían enviado hacia acá 11 mil dólares "de aquéllos". Muchos fallecieron, después, en los terrenos de cultivo de aquel lado; otros murieron construyendo líneas de ferrocarril, y otros más, hasta nuestros días, como resultado de su continua y larga exposición a los efectos de los insecticidas, sufren de enfermedades en la columna vertebral y también en las vías respiratorias. Además, "fueron vejados”, consigna en un reportaje el español Periodismo Humano:
“Antes de cruzar la frontera, los fumigaban para sacarles los 'piojos', y sin decir ni agua va enseguida les extraían sangre para inyectársela a soldados gringos que regresaban heridos de la guerra".
No sólo eso. Sin su consentimiento, les retuvieron 10 por ciento de sus percepciones; cantidades que, según les informaron allá, al finalizar el programa mencionado les iban a ser reembolsadas a través del gobierno de México.
¿Se cumplió esa promesa? No, desde luego. A lo largo de los 24 años que duró el acuerdo respectivo, se firmaron cinco millones de contratos que involucraban a casi 2 millones de los nuestros, a quienes hoy se les debe una cantidad estimada entre mil millones de dólares y 500 mil.
Pero los diputados del PRI, del PAN y del PRD (bueno, no todos los levantadedos de este partido, solamente los llamados “chuchos”, quienes de hecho operan al servicio de la “mafia” salinista) aprobaron un abono de "apenitas un mil 200 millones" de pesos mexicanos.
Un abono “chiquito”, como los que menciona en su publicidad Salinas Pliego, dueño de "Elektra", socio o ex socio de Raúl Salinas y archimillonario abusivo.
¿Qué ha ocurrido? Que el gobierno estadunidense sí transfirió esos fondos a las autoridades mexicanas; pero al día de hoy, los gobiernos de México (priistas y panistas) no han aclarado que pasó con toda esa lana.
Para distraer a los tontos, lo que sí hacen es desplegar campañas denigrantes, tildando a quien los enfrenta como “un peligro para México".
jueves, 7 de octubre de 2010
El gobernador Herrera viola la Constitución federal y le impone rectora a la Universidad de Durango
EDUARDO SUÁREZ
Para agradar a quien lo antecedió en el puesto, el mandatario entrante de Durango, Jorge Herrera Caldera (PRI), ha estrenado su estilo de gobierno, de rompe y rasga, enfilándolo contra la Universidad Juárez del estado.
Hace unos días, sin decir ni agua va y, por lo tanto, sin que mediara consulta entre las partes, instruyó a los diputados locales de su partido, que forman mayoría, y —como es obvio— éstos aprobaron de inmediato la iniciativa del propio ejecutivo para reformar la ley orgánica de la UJED.
Acto seguido, en un gesto igual de autoritario fue impuesta una rectora interina, la cual resultó no ser otra que la misma persona que impusiera el ejecutivo estatal del pasado inmediato para sustituir como secretaria de Salud a un prestigioso médico de izquierda que se negó a ser manipulado.
Aparte de inconstitucional, no existe ni una razón válida que justifique tan desmesurado atropello. Lo que persiste es la inquina volcada en su oportunidad por el ex gobernador Ismael Hernández Deras encima de la casa de estudios.
Y es que la Universidad Juárez del Estado, no obstante el hostigamiento insolente, la injerencia gubernamental indebida y los recortes presupuestales sin fin a los que la hubo sometido aquél en su sexenio, logró cumplir con decoro los objetivos que la sociedad le trazó.
Ahora la UJED trata de renovar en paz y en libertad su cuadro dirigente. Pero lo que no le perdona Hernández Deras a esa comunidad es que, ante su acoso perenne, decidiera no chuparse el dedo. En vez de permanecer pasivos, los alumnos, maestros, investigadores, artistas y trabajadores administrativos decidieron apelar a los ciudadanos.
Éstos no les regatearon su apoyo ni su solidaridad. ¡Cómo iban a escamoteárselos, si durante la administración de Ismael en Durango, más que en cualquiera otra entidad federativa, no sólo se desató la ola de secuestros y se desbocó el narcotráfico —con el involucramiento ostensible y probado de funcionarios del gobierno local—, sino que aumentaron a tope los suicidios de niños, el desempleo creció en un grado casi exponencial y las instituciones públicas de educación superior quedaron poco menos que abandonadas!
En contraste sobran testimonios de que, mientras se mostraba insensible ante las necesidades acuciantes de la primera casa de estudios del estado, el político de marras atendía con celeridad —presumiblemente a costa del erario— hasta los requerimientos más nimios de personeros de Elba Esther Gordillo, Fox, Calderón Hinojosa y Peña Nieto.
Como es lógico, tal estado de cosas, esa obsecuencia y la exhibición de muchos trapos sucios de la administración priista que hoy hereda Herrera, se dejaron ver —y muy claro— en las urnas, en el proceso que concluyó en fecha reciente. No le hace que se hayan vuelto ciegos momentáneos los magistrados del Tribunal Federal Electoral.
Pese a lo dicho, autonomía universitaria es, en palabras de Alejandro Gómez Arias, “el gobierno democrático de la universidad ejercido por alumnos y académicos en un equilibrio de autoridad y poder”. (Revista Buelna, Sinaloa, México, abril de 1979). Cualquier injerencia externa es inaceptable, así sea por el socorrido expediente —exigido por el Banco Mundial, la OMC y el gobierno salinista en turno, a través de la SEP— de andar condicionando los subsidios.
No hay otra vía legal, ni más dinámica y válida que la autonomía, para que esas casas de estudios garanticen la difusión eficaz de la cultura, el desarrollo del quehacer científico y la transmisión del conocimiento dentro y más allá de sus muros. ▪
Siguen cabos acerca de la inquina de Ismael contra la Universidad Juárez
Un libro añejo que resultó más bien cándido:
"trapos sucios" del ex gobernador Hernández
EDUARDO SUÁREZ / Durango, Dgo.
viernes, 10 de septiembre de 2010
Una gentil invitación de Silvio Rodríguez para todos los que amamos a Cuba y a su Revolución
¡Digamos NO al bloqueo! - Creo que la Revolución Cubana dignificó a nuestro país y a los cubanos. Y que el Gobierno Revolucionario ha sido el mejor gobierno de nuestra Historia.
Sí: antes de la Revolución La Habana estaba mucho más pintada, los baches eran raros y uno caminaba calles y calles de tiendas llenas e iluminadas. Pero ¿quiénes compraban en aquellas tiendas? ¿Quiénes podían caminar con verdadera libertad por aquellas calles? Por supuesto, los que "tenían con qué" en sus bolsillos. Los demás, a ver vidrieras y a soñar, como mi madre, como nuestra familia, como la mayoría de las familias cubanas. Por aquellas avenidas fabulosas sólo se paseaban los “ciudadanos respetables”, bien considerados en primer lugar por su aspecto. Los harapientos, los mendigos, casi todos negros, tenían que hacer rodeos, porque cuando un policía los veía en alguna calle “decente”, a palos los sacaban de allí.
Esto lo vi con mis propios ojos de niño de 7 u 8 años y lo estuve viendo hasta que cumplí 12, cuando triunfó la Revolución.
En la esquina de mi casa había dos bares, en uno de ellos, a veces, en vez de cenar, nos tomábamos un batido. En varias ocasiones pasaron marines, cayéndose de borrachos, buscando prostitutas y metiéndose con las mujeres del barrio. A un joven vecino nuestro, que salió a defender a su hermana, lo tiraron al suelo, y cuando llegó la policía ¿con quién creen que cargaron? ¿Con los abusadores? Pues no. A patadas por los fondillos se llevaron a aquel joven universitario que, lógicamente, después se destacaba en las tánganas estudiantiles.
Ahí están las fotos de un marine meando, sentado en la cabeza de la estatua de Martí, en el Parque Central de nuestra Capital.
Eso era Cuba, antes del 59. Al menos así eran las calles de la Centrohabana que yo viví a diario, las del barrio de San Leopoldo, colindante con Dragones y Cayo Hueso. Ahora están destruidas, me desgarra pasar por allí porque es como ver las ruinas de mi propia infancia. Lo canto en “Trovador antiguo”. ¿Cómo pudimos llegar a semejante deterioro? Por muchas razones. Mucha culpa nuestra por no haber visto los árboles, embelesados con el bosque, pero culpa también de los que quieren que regresen los marines a vejar la cabeza de Martí.
Estoy de acuerdo en revertir los errores, en desterrar el autoritarismo y en construir una democracia socialista sólida, eficiente, con un funcionamiento siempre perfectible, que se garantice a sí misma. Me niego a renunciar a los derechos fundamentales que la Revolución conquistó para el pueblo. Antes que nada, dignidad y soberanía, y asimismo salud, educación, cultura y una vejez honorable para todos. Quisiera no tener que enterarme de lo que pasa en mi país por la prensa de afuera, cuyos enfoques aportan no poca confusión. Quisiera que mejoraran muchas cosas que he dicho y otras que no.
Pero, por encima de todo, no quiero que regrese aquella ignominia, aquella miseria, aquella falsedad de partidos políticos que cuando tomaban el poder le entregaban el país al mejor postor. Todo aquello sucedía al tibio amparo de la Declaración de los Derechos Humanos y de la Constitución de 1940. La experiencia pre-revolucionaria cubana y la de muchos otros países demuestra lo que importan los derechos humanos en las democracias representativas.
Muchos de los que hoy atacan la Revolución, fueron educados por ella. Profesionales emigrados, que comparan forzadamente las condiciones ideales de “la culta Europa”, con la hostigada Cuba. Otros, más viejos, quizá algúna vez llegaron a "ser algo" gracias a la Revolución y hoy se pavonean como ideólogos pro capitalistas, estudiosos de Leyes e Historia, disfrazados de humildes obreros. Personalmente, no soporto a los "cambiacasacas" fervorosos; esos arrepentidos, con sus cursitos de marxismo y todo, que eran más papistas que el Papa y ahora son su propio reverso. No les deseo mal, a nadie se lo deseo, pero tanta inconsistencia me revuelve.
La Revolución, como Prometeo (le debo una canción con ese nombre), iluminó a los olvidados. Porque en vez de decirle al pueblo: cree, le dijo: lee. Por eso, como al héroe mitológico, quieren hacerle pagar su osadía, atándola a una remota cumbre donde un buitre (o un águila imperial) le devore eternamente las entrañas. Yo no niego los errores y los voluntarismos, pero no sé olvidar la vocación de pueblo de la Revolución, frente a agresiones que han usado todas las armas para herir y matar, así como los más poderosos y sofisticados medios de difusión (y distorsión) de ideas.
Jamás he dicho que el bloqueo tiene toda la culpa de nuestras desgracias. Pero la existencia del bloqueo no nos ha dado nunca la oportunidad de medirnos a nosotros mismos.
A mí me gustaría morir con las responsabilidades de nuestras desdichas bien claritas.
Por eso invito a todos los que aman a Cuba y desean la dignidad de los cubanos, a gritar conmigo ahora, mañana, en todas partes: ¡Abajo el bloqueo!
(VIERNES 10 DE SEPTIEMBRE DE 2010)
martes, 7 de septiembre de 2010
¡Bienvenidos al infierno!
En nuestra frontera sur y camino a los Estados Unidos, un aire envenenado traslada la memoria a escenarios propios de los campos de concentración. Testimonios inapelables de los migrantes centroamericanos y sudamericanos dan cuenta de la tragedia.
De septiembre del 2008 a febrero del 2009, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos registró ciento noventa y ocho casos que incluyen nueve mil setecientos cincuenta y ocho secuestros. La cifra podría llegar a veinte mil al año. A los migrantes los explotan las bandas de los Zetas, los Maras, los "polleros". Cierran el cerco los policías municipales, los estatales, los patrulleros y un avispero de malhechores protegidos por placas y disfrazados con las ropas y los modos del poder.
Las casas de seguridad son tugurios, y la comida, tortillas frijoles y arroz una vez al día, si acaso, es pestilente. Nadie podría decir cuántas mujeres son lanzadas a la sodomía, vendidas a quien pague por ellas.
Mauricio Farah Gebara, quinto visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y Alejandro Hernández García, su colaborador, me facilitaron el acceso a los testimonios videograbados que dan cuenta de este inmenso horror:
Dos hermanos hondureños arribaron a la terminal de camiones en Tapachula. El sujeto que los conducía los recomendó con dos, a los que les dijo que había que darles una tarifa especial.
A golpes, junto con veinte personas más, los hermanos fueron trasladados a Arriaga. Ahí los subieron a un vagón de tren, y cuando éste se puso en marcha, tres tipos con apariencia de migrantes sacaron sus armas.
Llegando a San Luis condujeron al grupo a bordo de camionetas, por una brecha hasta un rancho, en el que había cincuenta migrantes más y muchos hombres armados. Éstos les dijeron que sólo mediante el pago de 2 mil 500 dólares saldrían de ahí.
“Me pusieron una pistola en la sien y me obligaron a hablar con mis familiares”, dijo uno de los hermanos. “Después de la llamada, todo se puso muy feo. Nos golpeaban y nos hacían arrodillarnos por horas, nos desnudaban por las noches, dormíamos en el piso. Un día nos dijeron que habían matado al Morado, un compañero que no pagaba. Ya no lo volvimos a ver”.
* * * * *
Un salvadoreño relata que para abordar el tren carguero había que pagar 300 pesos al maquinista. “El vagón iba lleno, casi no se podía respirar. Íbamos de pie y a veces nos pisábamos, pero nadie peleaba. Cuando el tren se detuvo, fuimos obligados a bajar. Hombres armados y encapuchados vigilaban un descenso ordenado. Preguntaban si teníamos parientes en los Estados Unidos. La mayoría contestó que sí. A ellos los volvieron a subir al vagón. Los demás fueron abandonados en campo abierto.
“Nos llevaron a un galpón. Fui elegido al azar, me recibieron a palos, como advertencia para los demás. Ahí me comunicaron con mis tíos de San Antonio. Al hacer las llamadas me golpeaban para que ellos escucharan. Les pedían 3 mil dólares. En tanto los mandaban yo tenía que limpiar un patio inmundo. Era el lugar para que hiciéramos nuestras necesidades. Me daban una cubeta y una escoba, pero la suciedad no se iba. Nada más la amontonaba en la alcantarilla”.
Levantado en Tierra Blanca con doce migrantes más, un colombiano fue vendado de los ojos, atado, amordazado y arrojado a punta de pistola en una camioneta roja.
“Sentí mucho miedo, pues oía las golpizas que propinaban a mis compañeros que se quejaban. Llegó mi turno. Sangrábamos mientras escuchábamos que nada éramos; [si acaso, unos] jodidos, quién se preocuparía por nosotros. En el piso inundado de una casa, jalaron hacia el frente a un niño de doce años. Golpearon su cuerpo frágil con una tabla hasta que el niño perdió el conocimiento.
“Así los vamos a madrear a todos. Así que convenzan a sus carnales para que nos depositen los 2 mil 500 verdes en chinga”.
Un grupo formado por una joven, su hermano, su primo y un amigo de los tres, fue levantado junto a las vías de tren de Ixtepec, Oaxaca. Los condujeron a una bodega en un pueblo que no pudieron identificar.
“Hacía mucho calor. Pasamos dos días sin pan o agua. Al tercero nos ofrecieron un caldo. Éramos muchos”. Se llevaban a algunos y luego los cambiaban por otros hasta que se llevaron a la muchacha:
“Llamaron a mi papá. Yo lloraba porque me apretaban los brazos con fuerza y me pisaban para que mi papá se percatara. Le pidieron un depósito bancario de mil 500 dólares y le dieron [el] número de [una] cuenta [bancaria].
“Después llegó el Caimán. Me aseguró que sería su mujer. Por la noche me llevó a un cuarto arrastrándome de los cabellos. Me violó mientras me decía: 'Yo voy a ser tu papi mientras el cabrón de tu padre me manda el dinero' ”.
Un niño guatemalteco de trece años relató su secuestro y el de su tío. Sucedió en Balancán, Tabasco. Dormían al aire libre en una zona despoblada cuando aparecieron los delincuentes con sus promesas de traslado ahora, pago después. Los subieron en un camión de redilas, repleto de migrantes. Viajaron cuatro días hasta llegar a un almacén en Monterrey. Desde ahí se hacían las llamadas.
“A mi tío y otras personas los golpeaban con bates de béisbol en las nalgas por pura diversión. Lo harían a diario hasta que recibieran su pago. A mi tío le pegaron un día en la cabeza. Sangró muchísimo y para su curación sólo me dieron unos trapos sucios. Había unas señoras a las que golpeaban también. Todo el tiempo hablaban de escapar. Las dejaban desnudas. A una la golpearon enfrente de todos porque cerraba las piernas y mordía”.
Un hondureño relató, sin dar detalles, que en Coatzacoalcos, Veracruz, fue detenido por agentes de migración que lo vendieron a los Zetas.
Los Zetas lo llevaron a un cobertizo, desde donde lo comunicaron con su hermano en Illionis. En tanto llegaba el dinero, le ponían una pistola en la sien y jalaban el gatillo. Ignoraba si el arma estaba cargada.
Lo dejaron en libertad, garantizado el pago, tras practicar sexo oral al secuestrador.
Una menor, nacional de Honduras, fue secuestrada en compañía de ciento treinta personas. Esposados, eran golpeados con gruesas cadenas y amenazados con armas de fuego. Su papá vomitaba sangre y se desmayaba después de las golpizas.
El rescate solicitado para este grupo de personas fue de 900 dólares. Como muchos de sus familiares no pudieron cubrirlos, los mantenían en cautiverio durante tres meses. Luego, a los que permanecieran vivos, los dejaban en libertad.
Otro hondureño narró su secuestro junto con ochenta migrantes. Se los llevó un grupo de siete sujetos armados que se hicieron pasar por coyotes. Los condujeron hasta Reynosa en un camión de redilas escoltado por una patrulla. Querían 3 mil 500 dólares de rescate por cada uno. De lo contrario, les extraerían sus órganos para completar el dinero. Sus familiares pagaron, mas no lo soltaron. Tuvo que escaparse después de treinta y tres días de cautiverio en una bodega donde permanecían en condiciones insalubres. Asimismo, presenció la muerte por golpes de varias personas, con una tabla y con armas de fuego. Agregó que en la bodega había hombres, mujeres, niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos.
Un hondureño más fue secuestrado junto con doscientos migrantes, centroamericanos y brasileños. Estuvo preso cincuenta y dos días, al cabo de los cuales fue puesto en libertad cerca de la Casa del Migrante en Reynosa, Tamaulipas.
Una mujer originaria de Honduras fue trasladada a un granero en donde había cuatrocientas personas secuestradas, en espera de que sus familias enviaran los 3 mil 500 dólares exigidos por el comando armado que los privó de su libertad.
Los ciento treinta migrantes guatemaltecos que fueron levantados por doce personas que usaban máscaras y uniforme militares en Tenosique, Tabasco, no tuvieron suerte. Sus plagiarios exigieron 7 mil dólares por persona. Fueron pocos los que pudieron pagar. Eran amenazados continuamente con una sierra, taladros y cuchillos.
“Allí nos tuvieron encerrados en la casa. Casi un mes. No nos daban comunicación ni con los familiares ni con nadie. Después de un mes nos dicen: Les vamos a dar las llamadas para que ustedes llamen a sus familiares y les digan cuánto les cobramos. A nosotros nos dijeron: “si no pagan 7 mil dólares, se les llama a los familiares para que los escuchen hablar por última vez”.
“Cuando llegamos a Coatzacoalcos, nos dijeron: 'Bienvenidos al infierno'. Si tú no le decías a tu familiar que te maltrataban, ahí te rompían la cabeza”.
-¿Qué le hicieron cuando usted estaba hablando por teléfono?
-Me golpeaban, me daban cachetadas. Ahí matan gente, delante de todos matan. Ahí, en esa casa, el otro día mataron como a cinco.
-¿Usted vio que mataron a cinco?
-Sí.
-¿Cómo los mataron?
-Los mataron a puro golpe.
-¿Cuánto vale un rescate? –le pregunté a Mauricio Farah Gebara.
-En promedio, 2 mil 500 dólares. Pero a veces basta con 100 –repuso.
Lo escucho:
“Algunos agentes del Instituto Nacional de Migración, junto con policías municipales, estatales y federales, más el [agente del] Ministerio Público, administran el delito y la impunidad.
“Los números de las víctimas crecen, más allá de las denuncias categóricas que hemos formulado públicamente y de las instancias elevadas a las máximas autoridades del país. Nuestra frontera sur está teñida de rojo”.
-¿Qué es administrar el delito? –pregunto al quinto visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
-Inmovilizar la ley. Que el delito corra.
lunes, 30 de agosto de 2010
Entrevista a Fidel Castro Ruz por Carmen Lira Saade
Directora General del diario mexicano La Jornada
(SON 5 PARTES)
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La Habana, Cuba, lunes 30-martes 31 de agosto.- Estuvo cuatro años debatiéndose entre la vida y la muerte. En un entrar y salir del quirófano, entubado, recibiendo alimentos a través de venas y catéteres y con pérdidas frecuentes del conocimiento… “Mi enfermedad no es ningún secreto de Estado”, habría dicho poco antes de que ésta hiciera crisis y lo obligara a “hacer lo que tenía que hacer”: delegar sus funciones como presidente del Consejo de Estado y, consecuentemente, como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Cuba.
“No puedo seguir más”, admitió en aquella fecha —según revela en ésta su primera entrevista, desde entonces, con un medio impreso extranjero—. Hizo el traspaso del mando, y se entregó a los médicos. La conmoción sacudió a la nación entera, a los amigos de otras partes; hizo abrigar esperanzas revanchistas a sus detractores, y puso en estado de alerta al poderoso vecino del norte.
Era el 31 de julio de 2006 cuando dio a conocer, de manera oficial, la carta de renuncia del máximo líder de la Revolución cubana.
Lo que no consiguió en 50 años su enemigo más feroz (bloqueos, guerras, atentados ) lo alcanzó una enfermedad sobre la que nadie sabía nada y se especulaba todo. Una enfermedad que al régimen, lo aceptara o no, iba a convertírsele en secreto de Estado.
(Pienso en Raúl, en el Raúl Castro de aquellos momentos. No era sólo el paquete que le habían confiado casi de buenas a primeras, aunque estuviera acordado de siempre; era la delicada salud de su compañera Vilma Espín —quien poco después fallecería víctima de cáncer—, y la muy probable desaparición de su hermano mayor y jefe único en lo militar, en lo político, en lo familiar.)
Hoy hace 40 días Fidel Castro reapareció en público de manera definitiva, al menos sin peligro aparente de recaída. En un clima distendido y cuando todo hace pensar que la tormenta ha pasado, el hombre más importante de la Revolución cubana luce rozagante y vital, aunque no domine del todo los movimientos de sus piernas.
Durante alrededor de cinco horas que duró la charla-entrevista con La Jornada —incluido el almuerzo—, Fidel aborda los más diversos temas, aunque se obsesione con algunos en particular. Permite que se le pregunte de todo —aunque el que más interrogue sea él— y repasa por primera vez y con dolorosa franqueza algunos momentos de la crisis de salud que sufrió los pasados cuatro años.
“Llegué a estar muerto”, revela con una tranquilidad pasmosa. No menciona por su nombre la divertículis que padeció ni se refiere a las hemorragias que llevaron a los especialistas de su equipo médico a intervenirlo en varias o muchas ocasiones, con riesgo de perder la vida en cada una. Pero en lo que sí se explaya es en el relato del sufrimiento vivido. Y no muestra inhibición alguna en calificar la dolorosa etapa como un calvario.
“Yo ya no aspiraba a vivir, ni mucho menos... Me pregunté varias veces si esa gente (sus médicos) iban a dejarme vivir en esas condiciones o me iban a permitir morir... Luego sobreviví, pero en muy malas condiciones físicas. Llegué a pesar cincuenta y pico kilogramos…”
“Sesenta y seis kilogramos”, precisa Dalia, su inseparable compañera que asiste a la charla. Sólo ella, dos de sus médicos y otros dos de sus más cercanos colaboradores están presentes.
—Imagínate: un tipo de mi estatura pesando 66 kilos. Hoy alcanzo ya entre 85 y 86 kilos, y esta mañana logré dar 600 pasos solo, sin bastón, sin ayuda. Quiero decirte que estás ante una especie de re-su-ci-ta-do —subraya con cierto orgullo. Sabe que además del magnífico equipo médico que lo asistió en todos estos años, con el que se puso a prueba la calidad de la medicina cubana, han contado su voluntad y esa disciplina de acero que se impone a sí mismo siempre que se empeña en algo—. No cometo nunca la más mínima violación. De más está decir que me he vuelto médico con la cooperación de los médicos. Con ellos discuto, pregunto —[pregunta mucho]—, aprendo… [Y obedece].
Conoce muy bien las razones de sus accidentes y caídas, aunque insiste en que no necesariamente unas llevan a las otras: “La primera vez fue porque no hice el calentamiento debido, antes de jugar basquetbol”. Luego vino lo de Santa Clara: Fidel bajaba de la estatua del Che, donde había presidido un homenaje, y cayó de cabeza. “Ahí influyó que los que lo cuidan a uno también se van poniendo viejos, pierden facultades y no se ocuparon”, aclara.
Siguió la caída de Holguín, también cuan grande es. Todos estos accidentes antes de que la otra enfermedad hiciera crisis y lo dejara por largo tiempo en el hospital.
—Tendido en aquella cama, sólo miraba alrededor, ignorante de todos esos aparatos. No sabía cuánto tiempo iba a durar ese tormento y de lo único que tenía esperanza era que se parara el mundo —seguro para no perderse de nada—. Pero resucité —dice, ufano.
—Y cuando resucitó, comandante, ¿con qué se encontró? —le pregunto.
—Con un mundo como de locos... Un mundo que aparece todos los días en la televisión, en los periódicos, y que no hay quien entienda, pero el que no me hubiera querido perder por nada del mundo —sonríe, divertido.
Con una energía sorprendente en un ser humano que viene levantándose de la tumba —como él dice—, y con la mismísima curiosidad intelectual de antes, Fidel Castro se pone al día. Dicen, los que lo conocen bien, que no hay un proyecto, colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada y que en especial lo hace si tiene que enfrentarse a la adversidad, como había sido y era el caso. Nunca como en esos casos parece de mejor humor. Alguien que cree conocerlo bien, le dijo: “las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante”.
La tarea de acumulación informativa cotidiana de este sobreviviente comienza desde que despierta. A una velocidad de lectura que nadie sabe con qué método consigue, devora libros; se lee entre 200 y 300 cables informativos por día; está pendiente y al momento de las nuevas tecnologías de la comunicación; se fascina con Wikileaks, la garganta profunda de la Internet, famosa por la filtración de más de 90 mil documentos militares sobre Afganistán, en los que este nuevo navegante está trabajando.
—¿Te das cuenta, compañera, de lo que esto significa? —me dice—: la Internet ha puesto en manos de nosotros la posibilidad de comunicarnos con el mundo. Con nada de esto contábamos antes —comenta, al tiempo que se deleita viendo y seleccionando cables y textos bajados de la red, que tiene sobre el escritorio: un pequeño mueble, demasiado pequeño para la talla (aun disminuida por la enfermedad) de su ocupante.
—Se acabaron los secretos, o al menos eso pareciera. Estamos ante un periodismo de investigación de alta tecnología, como lo llama el New
York Times, y al alcance de todo el mundo.
—Estamos ante el arma más poderosa que haya existido, que es la comunicación —ataja—. El poder de la comunicación ha estado, y está, en manos del imperio y de ambiciosos grupos privados que hicieron uso y abuso de él. Por eso los medios han fabricado el poder que hoy ostentan.
Lo escucho y no puedo menos que pensar en Chomsky: cualquiera de las trapacerías que el imperio intente debe contar antes con el apoyo de los medios, principalmente periódicos y televisión. Y hoy, naturalmente, con todos los instrumentos que ofrece la Internet. Son los medios los que antes de cualquier acción, crean el consenso. Tienden la cama, diríamos...; acondicionan el teatro de operaciones.
—Sin embargo—, acota Fidel, aunque han pretendido conservar intacto ese poder, no han podido. Lo están perdiendo día con día, en tanto que otros muchos, muchísimos, emergen a cada momento…
Hace entonces un reconocimiento a los esfuerzos de algunos sitios y medios, además de Wikileaks: por el lado latinoamericano, a Telesur de Venezuela, a la televisión cultural de Argentina, el Canal Encuentro, y a todos aquellos medios, públicos o privados, que enfrentan a poderosos consorcios particulares de la región y a trasnacionales de la información, la cultura y el entretenimiento:
Informes sobre la manipulación de los poderosos grupos empresariales locales o regionales, sus complots para entronizar o eliminar gobiernos o personajes de la política, o sobre la tiranía que ejerce el imperio a través de las trasnacionales, están ahora al alcance de todos los mortales… ¡Pero no de Cuba, que apenas dispone de una entrada de Internet para todo el país, comparable a la que tiene cualquier hotel Hilton o Sheraton! Ésta es la razón por la que conectarse en Cuba es desesperante. La navegación es como si se hiciera en cámara lenta…
—¿Por qué es todo esto? —pegunto.
—Por la negativa rotunda de Estados Unidos a darle acceso a lnternet a la isla, a través de uno de los cables submarinos de fibra óptica que pasan cerca de las costas. Cuba se ve obligada, por eso, a bajar la señal de un satélite, lo que encarece mucho más el servicio que el gobierno cubano ha de pagar, e impide disponer de un mayor ancho de banda que permita dar acceso a muchos más usuarios y a la velocidad que es normal en todo el mundo, con la banda ancha.
Por estas razones el gobierno cubano da prioridad para conectarse no a quienes pueden pagar por el costo del servicio, sino a quienes más lo necesitan, como médicos, académicos, periodistas, profesionistas, cuadros del gobierno y clubes de Internet de uso social:
—No se puede más.
Pienso en los descomunales esfuerzos del sitio Cubadebate para alimentar al interior y llevar hacia el exterior la información del país, en las condiciones existentes. Pero, según Fidel, Cuba podrá solucionar pronto esta situación: Se refiere a la conclusión de las obras de cable submarino que se tiende del puerto de La Guaira, en Venezuela, hasta las cercanías de Santiago de Cuba. Con estas obras, llevadas adelante por el gobierno de Hugo Chávez, la isla podrá disponer de banda ancha y posibilidades de acometer una gran ampliación del servicio.
—Muchas veces se ha señalado a Cuba, y en particular a usted, de mantener una posición antiestadounidense a rajatabla, y hasta han llegado a acusarlo de guardar odio hacia esa nación —le digo.
—Nada de eso. ¿Por qué odiar a Estados Unidos, si es sólo un producto de la historia?
No obstante, hace apenas unos 40 días, cuando todavía no había terminado de resucitar, el entrevistado se ocupó, en sus nuevas “Reflexiones”, de su poderoso vecino.
—Es que empecé a ver bien clarito los problemas de la tiranía mundial creciente… —Y se le presentó a Fidel, a la luz de toda la información que maneja, la inminencia de un ataque nuclear que desataría la conflagración mundial—.
—Todavía no podía salir a hablar ni hacer lo que estoy haciendo ahora —me indica—. Apenas podía escribir con cierta fluidez —pues no sólo tuvo que aprender a caminar sino también, a sus 84 años de edad, volver a aprender a escribir—:
“Salí del hospital, fui para la casa… Pero caminé, me excedí. Luego tuve que hacer rehabilitación de los pies. Para entonces ya lograba comenzar de nuevo a escribir. El salto cualitativo se dio cuando pude dominar todos los elementos que me permitían hacer posible todo lo que estoy haciendo ahora. Pero puedo y debo mejorar... y puedo llegar a caminar bien. Hoy, ya te dije, caminé 600 pasos solo. Sin bastón, sin nada, y esto lo debo conciliar con lo que subo y bajo, con las horas que duermo, con el trabajo.
—¿Qué hay detrás de este frenesí en el trabajo, que más que a una rehabilitación puede conducirlo a una recaída?
Fidel se concentra, cierra los ojos como para empezar un sueño. Pero no: vuelve a la carga:
—No quiero estar ausente en estos días. El mundo está en la fase más interesante y peligrosa de su existencia y yo estoy bastante comprometido con lo que vaya a pasar. Tengo cosas que hacer todavía.
—¿Cómo cuáles?
—Como la conformación de todo un movimiento antiguerra nuclear.
Es a esto a lo que viene dedicándose desde su reaparición. Crear una fuerza de persuasión internacional para evitar que esa amenaza colosal se cumpla, representa todo un reto. Y Fidel nunca ha podido resistirse a los retos.
—Al principio yo pensé que el ataque nuclear iba a darse sobre Corea del Norte, pero pronto rectifiqué porque me dije que ése lo paraba China con su veto en el Consejo de Seguridad... Sin embargo, lo de Irán no lo para nadie: no hay veto chino ni ruso. Después vino la resolución (en Naciones Unidas), y aunque Brasil y Turquía vetaron, Líbano no hizo (lo mismo) y entonces se tomó la decisión.
Fidel convoca a científicos, economistas, comunicadores, etcétera, a que den su opinión sobre cuál puede ser el mecanismo mediante el cual se va a desatar el horror, y la forma en que puede evitarse. Hasta a ejercicios de ciencia ficción los ha llevado: “¡Piensen, piensen!”, anima en las discusiones. “Razonen, imaginen…”, exclama el entusiasta maestro en que se ha convertido en estos días.
No todo el mundo ha comprendido su inquietud. No son pocos los que han visto catastrofismo y hasta delirio en su nueva campaña. Y a todo ello habría que agregar el temor que a muchos asalta, de que su salud sufra una recaída.
Fidel no ceja: nada ni nadie es capaz siquiera de frenarlo. Él necesita, a la mayor brevedad, CONVENCER para así DETENER la conflagración nuclear que —insiste— amenaza con desaparecer a una buena parte de la humanidad:
—Tenemos que movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama, presidente de Estados Unidos, de que evite la guerra nuclear. Él es el único que puede oprimir el botón, o no.
Con los datos que maneja como un experto y con los documentos que avalan sus dichos, Fidel Castro Ruz cuestiona y hace una exposición escalofriante:
—¿Tú sabes el poder nuclear que tienen unos cuantos países del mundo en la actualidad, comparado con el de la época de Hiroshima y Nagazaki? ¡Cuatrocientas setenta mil veces el poder explosivo que tenía cualesquiera de las dos bombas que Estados Unidos arrojó sobre esas dos ciudades japonesas! Tal es la potencia que tiene cada una de las más de 20 mil armas nucleares que, según cálculos, hoy día hay en el mundo.
“Con mucho menos de esa potencia, con tan sólo cien bombas de las que hay hoy—dice, escandalizado—, se puede producir un invierno nuclear que oscurezca el mundo en su totalidad. Esta barbaridad puede producirse en cosa de unas días… Para ser más precisos, el 9 de septiembre próximo, que es cuando vencen los 90 días otorgados por el Consejo de Seguridad de la ONU para comenzar a inspeccionar los barcos de Irán.
“¿Tú crees que los iraníes van a retroceder? ¿Tú te los imaginas…? Hombres valientes, hombres religiosos que ven en la muerte casi un premio... ¡Pues bien, los iraníes no van a ceder! Esto es seguro. ¿Van a ceder los yanquis…? ¿Qué va a pasar si ni uno ni otro ceden? Y esto puede ocurrir el próximo 9 de septiembre”, según sostiene.
Un minuto después de la explosión, más de la mitad de los seres humanos habrán muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo, escribió Gabriel García Máquez con ocasión del 41° aniversario de Hiroshima.
Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirán el tiempo de los océanos y voltearán el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes... La era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial...
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No albergo la menor duda que habrá en México grandes cambios
—Dime, dime, ¿qué tanto está diciendo la mafia de todo lo que escribí?
—No es sólo la mafia, eh, comandante. Son más los desconcertados con esas Reflexiones. Y ni qué decir del disgusto que le propinó al gobierno mexicano.
—No tenia ningún interés de criticar al gobierno. ¿Para qué me iba a meter con el gobierno?, ¿por gusto? Si yo me dedicara a meterme con los gobiernos, a decir las cosas malas o equivocadas que considero que han hecho, Cuba no tendría relaciones.
—Se dice que con sus elogios y reconocimiento abiertos, lo que usted dio a Andrés Manuel López Obrador fue el ‘beso del diablo’. Y se preguntan por qué hasta ahora hace públicos tanto las declaraciones de Carlos Ahumada a la justicia cubana, como detalles de su singular relación con Carlos Salinas de Gortari… Sospechan que habría una intención oculta.
—No, no, no. Yo tuve la suerte de encontrarme con el libro de Andrés Manuel. Alguien me lo dio al final de la sesión de la Asamblea. Lo leí rápido y su lectura me inspiró a escribir lo que escribí.
—¿Qué lo inspiró?
—Enterarme de lo que han hecho con la tierra, con las minas; de lo que han hecho con el petróleo… Enterarme del robo, del saqueo que ha sufrido ese gran país; de la barbaridad ésa que han cometido y que (hoy tiene a México como lo tiene)...
—Hay desconfiados de uno y otro bando que insisten en que detrás de su carambola hay otros propósitos.
—No. Yo no tenía planeado escribir lo que escribí; no estaba en mis planes. Yo tengo agenda libre.
—Pues levantó una gran polvareda. Le aviso: lo acusan de haber desatado todo un escándalo político y le llueven las críticas porque dicen que, ya sea para bien o para mal, usted, comandante, se ha metido en el proceso electoral mexicano…
—¿Ah, sí? —pregunta muy animado—. ¿Así que hay críticas contra mí…? ¡Qué bueno, qué bueno! ¡Mándamelas! ¿Y de quién son las críticas?
—De muchos, menos de uno. El único (de los involucrados) que no ha dicho una sola palabra es Carlos Salinas.
—Porque es el más inteligente. Siempre lo fue, además de más hábil —observa y exhibe una sonrisa maliciosa. Por su expresión, pareciera que ya está esperando la respuesta de Salinas. Quizás hasta en un libro.
Más adelante, Fidel pasa a repetir algunos pasajes de sus Reflexiones: Que Salinas había sido solidario con Cuba. Que cuando (en 1994) actuó de mediador (designado por Clinton) entre Estados Unidos y la isla, “se portó bien y fungió realmente como mediador y no como aliado de Estados Unidos…” Que cuando Salinas obtuvo del gobierno cubano la aceptación para refugiarse en este país y hasta adquirir “legalmente” una casa, se veían con determinada frecuencia e intercambiaban puntos de vista…
—Llegué a pensar que él nunca trató de engañarme —dice, socarrón.
—¿De veras? —le replico.
¿Acaso Salinas comentó o consultó con él la decisión de su gobierno de abrirse a la relación con organizaciones terroristas declaradas, como era el caso de la Fundación Nacional Cubano Americana creada con el exclusivo propósito de derrocar al régimen castrista y asesinar a su presidente, Fidel Castro?
Por primera vez en la historia de las relaciones entre los dos países, un gobierno de México abría las puertas de la casa presidencial a Jorge Mas Canosa, a la sazón presidente de esa organización paramilitar, vieja enemiga de la Revolución cubana.
—Lo que usted trajo a esta casa fue a un asesino, le dije a Carlos Salinas en aquella ocasión, durante una entrevista con La Jornada. Salinas asintió con la cabeza, concediéndome razón, pero de inmediato se justificó diciendo que lo que buscaba su gobierno era participar, con la pluralidad cubana, en el diálogo que se estaba realizando para acercar a las partes:
“ ‘Quiero decirle que México es sumamente respetuoso de los procesos internos que decidan los cubanos’, aseguró entonces. ‘Pero lo que suceda a Cuba no va a ser ajeno a los mexicanos; los mexicanos no podemos estar ausentes de las transformaciones que se den en ese país porque repercutirán en México, en toda Latinoamérica… Tenemos que mantener esta comunicación con todo el abanico de opiniones’ ” (La Jornada, agosto de 1992).
—¿Opiniones? ¿México necesitaba la opinión de un criminal para enriquecer su diálogo con los países vecinos? —inquiero ahora.
Fidel ha bajado la cabeza y pregunta como para sí mismo:
—¿Por qué nos hizo eso? Él se había portado como amigo de Cuba. Con él se arreglaban los asuntos políticos o económicos pendientes. En fin, daba la impresión de que no tenía problemas con nosotros. ¿Por qué demonios tenía que recibir al bandido ése? —se pregunta un tanto desconcertado. Pero no quiere manifestarse más.
Hace rato que había dado vuelta a la página o la había reservado para el momento en que, tras el balance obligado, decidiera hacer del conocimiento público la terminación de su relación con el ex presidente mexicano, como ocurrió con su Reflexión titulada “El gigante de las siete leguas”.
—Cuba nunca quiso entregar la documentación filmada que probaba el complot contra López Obrador, como se lo demandó en su momento el PRD.
—En eso no los podíamos complacer —explica—. Enviamos toda la documentación a la autoridad que solicitó la extradición (la cancillería mexicana). Otra actitud no habría sido seria.
Tiempo más adelante, Fidel enfermó gravemente y ese asunto, como muchos otros, habría tenido que esperar.
—¿Por qué la mención a López Obrador en estos momentos casi preelectorales?
—Porque yo tenía una deuda con él. Yo quería decirle que (aunque no accedió a entregarle la documentación solicitada) no estábamos en ningún complot en su contra, ni (estuvimos) ni estamos coaligados con nadie para hacerle daño. Que, como dije en mi escrito, me honro en compartir sus puntos de vista.
—Ahí es precisamente donde dicen que le dio el ‘beso del diablo’, comandante.
—Así que ¡ni hablar de invitarlo a visitar Cuba!, ¿verdad? —dice sonriendo como un pícaro—. Estaría arriesgando mucho, ¿o no es así? Le caería encima toda la pandilla esa, para desacreditarlo y quitarle votos.
—¡Como hace 50 años, en los primeros tiempos de la Revolución, en que viajar a Cuba era toda una osadía. Una foto en llegadas o salidas del aeropuerto de México a La Habana podía costar persecución, golpes, cárcel... !
Fidel mantiene su risita, y aconseja:
—No se preocupen tanto ustedes, los mexicanos, por esas cosas. Todo eso va a cambiar. No albergo la menor duda de que más pronto de lo que imaginan habrá en México grandes cambios.
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Soy responsable de la persecución a homosexuales que hubo en Cuba
Aunque no hay nada que denote en él malestar alguno, creo que a Fidel no le va a gustar lo que voy a decirle:
—Comandante, todo el encanto de la Revolución cubana, el reconocimiento, la solidaridad de una buena parte de la intelectualidad universal, los grandes logros del pueblo frente al bloqueo… En fin, todo, todo se fue al caño por causa de la persecución a homosexuales en Cuba.
Fidel no rehúye el tema. Ni niega ni rechaza la aseveración, sólo pide tiempo para considerar, según recuerda, cómo y cuándo se desató el prejuicio en las filas revolucionarias.
—Hace cinco décadas, y a causa de la homofobia, se marginó a los homosexuales en Cuba y a muchos (de ellos) se les envió a campos de trabajo militar-agrícola, acusándolos de contrarrevolucionarios.
—Sí. Fueron momentos de una gran injusticia, ¡una gran injusticia, y la hicimos nosotros! —reconoce—. Estoy tratando de delimitar mi responsabilidad en todo eso porque, desde luego, personalmente yo no tengo ese tipo de prejuicios.
Se sabe que entre los mejores y más antiguos amigos de Fidel hay homosexuales. Pero entonces, ¿cómo se conformó ese odio al diferente?
Castro Ruz sugiere enseguida que todo se fue produciendo como una reacción espontánea en las filas revolucionarias, que venía de las tradiciones.
—En la Cuba anterior no sólo se discriminaba a los negros. También se discriminaba a las mujeres y, desde luego, a los homosexuales…
—Sí, sí. Pero no en la Cuba de la nueva moral, de la que tan orgullosos estaban los revolucionarios de dentro y de fuera... ¿Quién fue, por lo tanto, el responsable, directo o indirecto, de que no se pusiera un alto a lo que estaba sucediendo en la sociedad cubana? ¿El Partido… ? Porque ésta es la hora en que el Partido Comunista de Cuba no explicita en sus Estatutos la prohibición a discriminar por orientación sexual.
—No —precisa Fidel—. Si alguien es responsable, soy yo. Es cierto que en esos momentos no me podía ocupar de ese asunto. Me encontraba inmerso, principalmente, en (la complejidad de los problemas de) la Crisis de Octubre, de la guerra, de las cuestiones políticas…
—Pero tal se convirtió en un serio y grave problema político, comandante.
—Comprendo, sí; lo comprendo. Y nosotros no lo supimos valorar. Sabotajes sistemáticos… ataques armados… se sucedían todo el tiempo. Teníamos tantos y tan terribles problemas, problemas de vida o muerte, ¿sabes?, que no le prestamos suficiente atención.
—Después de todo aquello, se hizo muy difícil la defensa de la Revolución en el exterior. La imagen se había deteriorado para siempre entre algunos sectores, sobre todo de Europa.
—Comprendo —repite—. Era lo justo...
—La persecución a homosexuales podía darse con menor o mayor protesta en cualquier parte del mundo, pero no en la Cuba revolucionaria —le digo.
—Comprendo. Es como cuando el santo peca, ¿verdad? No es lo mismo que peque el pecador, ¿o me equivoco?
Fidel esboza una tenue sonrisa, para luego volver a ponerse serio:
—Mira, piensa tú cómo eran los días nuestros en aquellos primeros meses de la Revolución: la guerra con los yanquis, el asunto de las armas y, casi simultáneamente a ellos, los planes de atentados contra mi persona…
Fidel revela lo tremendamente que influyeron en él y lo que alteraron su vida las amenazas de atentados y los atentados mismos de que fue víctima: no podía estar en ninguna parte, no tenía ni dónde vivir, las traiciones estaban al orden del día y el Comandante tenía que andar a salto de mata.
—Escapar a la CIA, que compraba tantos traidores, a veces entre la misma gente de uno, no era cosa sencilla. Pero de todas maneras, si hay que asumir responsabilidad, yo asumo la mía. No voy a echarle la culpa a otros. Lamento no haber corregido entonces.
Hoy, sin embargo, el problema se está enfrentando. Bajo el lema “La homosexualidad no es un peligro, la homofobia sí”, se celebró recientemente en muchas ciudades del país la tercera Jornada Cubana por el Día Mundial Contra la Homofobia.
Gerardo Arreola, corresponsal de La Jornada en Cuba, da cuenta puntual del debate y la lucha que se lleva adelante en la isla por el respeto a los derechos de las minorías sexuales.
Arreola refiere que es Mariela Castro, una socióloga de 47 años, hija del presidente cubano Raúl Castro, quien lidera el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), institución que —según ella lo afirma— ha conseguido mejorar la imagen de Cuba después de la marginación de los años 60.
“Aquí estamos las cubanas y los cubanos, para seguir luchando por la inclusión, para que ésta sea la lucha por todas y por todos, por el bien de todas y de todos”, manifestó Mariela Castro al inaugurar la jornada que se cita, escoltada por varios transexuales que sostenían una bandera cubana y otra del movimiento gay: multicolor.
Hoy en Cuba, los esfuerzos por los homosexuales incluyen iniciativas como cambio de identidad de transexuales o las uniones de civiles entre personas del mismo sexo.
Desde los años 90, la homosexualidad en la isla está despenalizada, aunque no deja de haber del todo casos de asedio policial. Y desde 2008 se practican operaciones gratuitas de cambio de sexo.
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El bloqueo
En 1962 Estados Unidos decretó el bloqueo contra Cuba. Se trató de una feroz tentativa de genocidio… como le ha llamado Gabriel García Márquez, el escritor que mejor ha cronicado el periodo.
—Periodo que dura hasta nuestros días —me advierte Fidel. Y luego agrega—: El bloqueo está vigente hoy más que nunca, y con el agravante, en estos momentos, de que es ley constitucional en Estados Unidos, por el hecho de que la vota el presidente, la vota el Senado, la vota la Cámara de Representantes.
—El número de votos y su aplicación pueden aliviar considerablemente, o no, la situación. Pero ahí está.
—Sí, ahí está la ley Helms-Burton, injerencista y anexionista… y la ley Torricelli, debidamente aprobadas por el Congreso de Estados Unidos. Recuerdo bien al senador Helms el día de 1996 en que le fue aprobada su iniciativa. Estaba exultante y repetía ante los periodistas lo central de sus pretensiones: ‘Castro se tiene que ir de Cuba. No me importa cómo Castro deje el país: si es en forma vertical o en forma horizontal, eso es asunto de ellos, pero Castro debe dejar Cuba’.
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Comienza el cerco
Sigue hablando Fidel Castro: “En 1962, cuando Estados Unidos decretó el bloqueo, Cuba se encontró de pronto con la evidencia de que no tenía nada más que seis millones de cubanos resueltos, en una isla luminosa y desguarnecida…”
Nadie, ningún país, podía comerciar con Cuba; con nadie se podía comprar o vender, ¡ay de aquel país o empresa! que no se sujetara al asedio comercial decretado por Estados Unidos! Siempre me llamó la atención aquel barco de la CIA que patrulló las aguas territoriales hasta hace unos pocos años, para interceptar los barcos que llevaran mercancías a la isla.
El problema mayor, sin embargo, fue siempre el de las medicinas y los alimentos, que se mantiene hasta nuestros días. Todavía hoy no se permite a ninguna empresa alimentaria comerciar con Cuba, ni siquiera por la importancia de los volúmenes que la isla adquiriría o porque ésta siempre está obligada a pagar por adelantado.
Condenados a morir de hambre, los cubanos tuvieron que inventar la vida otra vez desde el principio, dice García Márquez. “Desarrollaron una tecnología de la necesidad y una economía de la escasez”, relata. “Toda una cultura de la soledad.”
No hay gesto de pesar ni de amargura cuando Fidel Castro evoca la derelicción en que dejó a Cuba gran parte del mundo. Al contrario:
—La lucha, la batalla que tuvimos que dar, nos llevó a hacer esfuerzos superiores a los que tal vez habríamos hecho sin bloqueo —resume.
Recuerda —con una suerte de orgullo—, por ejemplo, la gigantesca operación de masas que llevaron adelante cinco millones de muchachos, agrupados en los CDR (Comités de Defensa de la Revolución). “Tan sólo en una jornada de ocho horas lograron una vacunación masiva en todo el país, con la que erradicaron enfermedades como la polio o el paludismo”.
Trae a la memoria asimismo cuando más de un cuarto de millón de alfabetizadores (cien mil de ellos, niños) se echaron a cuestas la alfabetización de la mayor parte de la población adulta del país que no sabía leer ni escribir.
Pero “el gran salto se da, sin duda alguna, en la medicina y en la biotecnología”. Se habla de que Fidel mismo mandó a formar en Finlandia a un equipo de científicos y médicos que habrían de encargarse de la producción de medicamentos:
—El enemigo usó contra nosotros la guerra bacteriológica. Trajo el virus II del dengue. (En la Cuba prerrevolucionaria no se conocía ni el [virus] I). Aquí nos apareció el II, que es mucho más peligroso porque produce un dengue hemorrágico que ataca sobre todo a los niños. Entró por Boyeros. Lo trajeron los contrarrevolucionarios, esos mismos que andaban con Posada Carriles, esos mismos que indultó Bush, esos mismos que dieron lugar al sabotaje del avión de Barbados… Esa misma gente llevó a cabo la tarea de introducir el virus.
—Culpaban a la misma Cuba porque, según se aducía, había aquí mucho mosquito —le digo.
—¿Cómo no iba a haberlos, si para combatirlos hace falta el abate y el abate no lo podíamos obtener: nada más se producía en Estados Unidos? —responde.
El rostro de Fidel Castro se ensombrece. Aún repone:
—Se nos empezaron a morir los niños. No teníamos con qué atacar la enfermedad. Nadie nos quería vender los medicamentos y los equipos con los que se erradica el virus. Ciento cincuenta personas murieron víctimas de la enfermedad. Se trataba de casi puros niños. Tuvimos que acudir a las compras por contrabando, aunque era carísimo. Prohibieron incluso traerlo. Una vez, por misericordia, dejaron traer un poco.
“Por misericordia”, ha dicho el hombre fuerte de la Revolución. Ante ello, confieso mi turbación. Aclara, entonces:
—No precisamente por misericordia sino por solidaridad, acudieron algunos amigos de Cuba. Fidel menciona, por México, a los Echeverría: Luis y María Esther que, aunque ya no estaban en el gobierno, pudieron conseguir varios equipos que permitieron paliar de alguna forma la epidemia.
—No los olvidaremos nunca —dice, conmovido.
—¿Ya ve? —advierto—: No todo han sido malas o desafortunadas relaciones con personajes del poder mexicano.
—Desde luego que no —establece antes de que demos por concluida la plática-entrevista y pasemos al almuerzo, que compartimos con su esposa Dalia Soto del Valle.
Desde esa terraza sideral donde se coloca para mirar y analizar el mundo, la vida, Fidel hace un brindis por que en el mundo del futuro tengamos una sola patria:
—¡Qué es eso de que unos son españoles, otros ingleses, otros africanos, y que unos tienen más que otros! El mundo del futuro tiene que ser común, y los derechos de los seres humanos tienen que estar por encima de los derechos individuales. Va a ser un mundo rico donde los derechos sean igualitos para todos.
—¿Cómo se va a conseguir todo eso, comandante?
—Educando. Educando y creando amor y confianza.