viernes, 29 de julio de 2011

Vázquez Montalbán. 72 años de este "novíssimo"




Twitter: @EduardoSuarez_




Hay días en que tienes
toda la carne muy mal abotonada
y mis manos te cierran
el cuerpo descarado
los ojos
con los que miras tu desnudo
en los míos te delatan
y eres blanca
con junturas de cárdeno
descenso
manchas de musgo y vuelo
vencido
de cabello que se inclina
lento.


(MVM, A la sombra de las muchachas sin flor, Editorial Laia, España, 1985)






A Manuel Vázquez Montalbán, comunista libertario, escritor y poeta universal, en el 72º aniversario de su nacimiento





EDUARDO SUÁREZ

Poesía con el sol prohibido


“Me parece a mí que la poesía, tal como está organizada la cultura, no sirve para nada”, le decía a Leonardo Padura el poeta Manuel Vázquez Montalbán.
Paseaban juntos por la Ciudad Vieja, cerca de donde naciera el bardo, en una de esas calles habitadas por ancianos, niños, mujeres y hombres paupérrimos y en las que, como dijera otro vate, “está como prohibido el sol”.
Era un otoño tan triste como ese en el que murió. “Sospecho que [la poesía] no sirve para nada en ninguna parte” —aducía el mismo MVM en una entrevista que le hice yo, años después, para Revista de Revistas de Excélsior—.
“Pero —advertía— la irregularidad histórica española me obliga a aplazar un juicio universal”.
Más conocido por sus trabajos periodísticos, sus ensayos y su narrativa, este hombre universal nacido en la capital catalana, Barcelona, el 29 de julio de 1939, fue ante todo poeta y revolucionario (¡Vaya, como si no fuera lo mismo!). Pero su discurso crítico y coherente lo mantiene todavía hoy, a casi ocho años de su muerte, como una de las voces más lúcidas que en el mundo se hacen escuchar.
“Sin duda —cito de nuevo al cubano—, a contrapelo de un panorama cultural mediatizado por intereses” de intelectuales rastreros, especuladores disfrazados de bondadosos hombres de empresa y oportunismos de la derecha política en retirada —incluidos, desde luego, los socialdemócratas con y sin comillas.





MICHAEL GAMARRA

Las últimas horas de un gran escritor


Escribí el simple comentario que aparece en la página 3 de esta edición, unas horas antes de recibir la triste noticia de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán en Bangkok el viernes 17 de octubre. Aun sabiendo que de nada sirven las palabras ante lo irreparable, y con la absoluta certeza de que cuando éstas lleguen al lector, la noticia ya habrá dejado paso a otras en las páginas de los rotativos y en las pantallas de televisión del mundo hispano, me siento obligado a expresarlas aquí sin que pueda explicar el porqué. Pero eso no importa ya.
Conocí al creador de Pepe Carvalho unas 24 horas antes de su última partida, cuando él esperaba solitario en un salón de la universidad, antes de regalarnos —a una audiencia compuesta por profesores y alumnos de español así como por diplomáticos, prensa y público en general— una conferencia que sólo puede ser calificada de magnífica.
Me presenté y estuvimos charlando. Parecía estar cansado. Apareció luego un periodista que grabador en mano le hizo una entrevista de 10 minutos frente a mí. Debe haber sido la última de la vida del escritor. Al finalizar, el periodista extrajo de un bolso dos libros y se los obsequió. El primero, una serie de artículos sobre los lazos históricos entre España y Australia. El otro, una reseña de trabajos premiados en concursos del Club Español de esta ciudad, exhumados por mi amigo Víctor Ramos de los archivos de la institución.
De pronto el periodista se dio cuenta de algo: "Bueno... creo que aquí este amigo le puede decir algo más sobre estos libros". El escritor me miró inquisitivo y yo dije: "Sí, casualmente fui el editor de uno y coeditor del otro".
El periodista se alejó a cumplir su tarea y Vázquez Montalbán se abrió un poco más y comenzaron sus preguntas: ¿Dónde trabajas? ¿Cuánto hace que vives en Australia? Se sorprendió cuando dije 30 años. Me preguntó sobre mis libros y le detallé lo que proyectábamos publicar pronto, mío y ajeno. Le alegró saber que yo había sido cicerone en nuestra ciudad de su gran amigo el director teatral catalán Ricard Salvat unos años antes. "Lo veré muy pronto", me dijo; le relaté entonces una serie de extrañas coincidencias que me sucedieron con Salvat. Hablamos luego de mis dos catalanas más admiradas: Margarita Xirgu —a quien nunca vi en escena pero sí tuve la buena fortuna de asistir en Uruguay, siendo niño, a obras por ella dirigidas—, y Victoria de los Ángeles, a quien entrevisté en sus dos últimas visitas a Australia no hace mucho. La conversación (casi todo el tiempo a su cargo) se tornó ágil y amena. Supe que era uno de los jurados del actual Premio Planeta, habiendo dejado su voto antes de partir, y que su último libro, Milenio, de unas mil páginas que verá la luz dentro de unos meses, fue terminado en Australia.
Al llegar la hora indicada la sala se llenó, y debimos suspender la charla. Me prometió que trasmitiría mis saludos a Salvat, y que se mantendría en contacto por e-mail. Un prolongado aplauso lo recibió, y comenzó a hablar. Aquella fue una estupenda muestra de elocuencia; nadie podría imaginar que esa conferencia sería su última, y que pocas horas después, en el aeropuerto de Bangkok, tan lejos de su Cataluña querida, la Moira lo esperaba para informarle que emprendería allí su último viaje.


19 de octubre, 2003




• Brillante disertación de Vázquez Montalbán en la UNSW


El 16 de octubre tuvo lugar en la Universidad de NSW de Sidney una conferencia dictada por el escritor español Manuel Vázquez Montalbán como parte de una gira por varias ciudades australianas, que comprendió además Melbourne y Canberra. Fue presentado por el profesor John Brotherton, director de la escuela de español de dicha universidad. Un numeroso público siguió con atención la conferencia que se prolongó bastante más de lo previsto; su brillante oratoria, salpicada además por toques de buen humor, mantuvo el interés de la audiencia de forma tal, que lo único lamentable fue que la disertación llegase a su fin.
Su tema fue el estado de las literaturas regionales de España (principalmente catalana, gallega y vasca), en el devenir histórico, su prohibición durante el franquismo y su posterior resurgimiento. Vázquez Montalbán sintetizó la historia de la literatura en dichas lenguas desde sus primeras manifestaciones, continuó con su evolución y sus períodos de brillo citando nombres de poetas y narradores muchos de los cuales eran desconocidos por la audiencia, pasando luego por el oscuro período que se inició al final de la guerra civil, cuando dichas lenguas fueron virtualmente prohibidas en todo el país. Luego se refirió a su recuperación al retornar la democracia a la Madre Patria, lo que permitió a muchos escritores catalanes, gallegos y vascos volver a expresarse con libertad en las lenguas de sus respectivas regiones.
Señaló el disertante que la literatura gallega, por ejemplo, se ha detacado a lo largo de la historia peninsular por su brillante lirismo, en la que han sobresalido poetas del calibre de Rosalía de Castro y tantos otros.
También destacó el conferenciante la importancia que en Barcelona tuvo la burguesía catalana a partir de finales del siglo 19 hasta las primeras décadas del 20, al propiciar el surgimiento de editoriales, ateneos, teatro, y eventos literarios y artísticos que crearon un ambiente favorable al desarrollo de una literatura en idioma catalán con una producción de gran valor.
La guerra civil, según Vázquez Montalbán, tuvo raíces más profundas que el mero enfrentamiento bélico entre militares y clero por un lado, y la masa obrera y campesina liderados por intelectuales republicanos y de izquierda por el otro. Había un establishment respaldado por la poderosa Iglesia Católica y por las clases altas, que no miraban con buenos ojos la influencia de tendencias sociales y políticas provenientes del extranjero que inevitablemente comenzaban a ser introducidas en España desde comienzos del siglo 20. "Hay quienes sostienen", dijo, "que ese siglo comenzó en 1917 con la revolución del proletariado ruso, y finalizó en 1980-90, con los sucesos de notoriedad en Europa y la desintegración de la URSS, por la influencia que dichos eventos han tenido para aquel continente y el resto del mundo".
El fin de la segunda guerra mundial con la derrota de los poderes que habían apoyado al franquismo, impulsó al caudillo a buscar una mayor aproximación al Vaticano, dijo el escritor, y la difusión del término "nacional-católico" pasó a ser el sello de su inmediata política. El pueblo español tenía una larga tradición católica y Franco sabía que el apoyo de Roma sería una eficaz bandera de lucha.
El asentamiento de la democracia luego de la desaparición del caudillo, permitió la restitución y revaloración de los idiomas regionales, con el consiguiente resurgir de sus respectivas literaturas, cuando muchos talentosos escritores volvieron a usar su lengua vernácula como instrumento para la creación de sus obras. Esta revaloración, dijo el escritor, constituye un paso positivo hacia una sociedad que se enriquece al acrecentar su acervo cultural.
Al finalizar, el disertante respondió preguntas durante más de media hora. [Michael Gamarra]


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